30 agosto 2005

Episodio 3.
Sentimientos.

Primera Parte: Misión de Rescate
El U.S.S. Asimov seguía en su búsqueda de Los Diez Elementos. En ésta ocasión, Aldouz los guiaba hacia el Imperio Klingon, donde el Canciller Martok había accedido a su visita y les había ofrecido toda la ayuda necesaria, con la única condición de que ningún Romulano pisase suelo Klingon. Mientras tanto, el comandante Vreel Lexx y la alférez Melisa Castillo, pasaban su tiempo libre en el Holodeck, y se habituaban a las costumbres del Imperio con un programa de ópera Klingon.- Increíble que te guste esta música...- exclamó el Comandante Lexx- ¿Por qué?- preguntó la Alferez Castillo mientras se arreglaba sensualmente el cabello.- No sé, no conozco muchas mujeres, jóvenes y hermosas a las que le guste la ópera Klingon... - Gracias por el cumplido, Vreel... En realidad, hasta hace poco no tenía idea de lo hermosa que es esta música, pero hace algunos meses, acompañé a mi hermano, Sebastián, a un congreso de médicos en Qo’nos. Cuando estábamos allí recibimos una invitación para asistir a un concierto de ópera, donde mi hermano salvó la vida de siete Klingons, al darles atención médica después de un accidente. Es más, mi hermano espera poder visitar a uno de esos Klingon, el capitán Zhark en esta visita al Imperio. También en ese concierto, “descubrí” la ópera. Desde entonces es mi música favorita. Además, siento que tengo mucho en común con los klingon, a veces creo que soy demasiado impulsiva...Vreel y Melisa se miraron uno al otro... Ella era castaña, de ojos celestes. Tenía un pequeño lunar en la comisura de los labios que le daba un toque sensual a su boca. Vreel pensó que era muy hermosa y sintió deseos de besarla, pero se contuvo, no quería apresurarla... intentando cambiar de tema y tratando de pensar en otra cosa, dijo...- Con tu hermano son muy unidos... La verdad que Sebastián es muy agradable. A pesar de que a veces parece muy frío, como si sólo le importara su trabajo...- Si, te entiendo... Él es así desde que... bueno, es una larga historia...- murmuró Melisa mirando tristemente hacia el suelo.- No importa, quiero saber...- inquirió el Comandante.- Él era médico en una pequeña colonia terrestre en Nandrius 5 donde vivía con su hija y su esposa. La colonia sufrió una epidemia que Sebastián no pudo detener a tiempo. Para cuando encontró el antídoto, él estaba muy enfermo, y más de tres cuartos de la población colonial habían muerto, entre ellos su hija. Debido a esto, su esposa lo abandonó y él decidió enrolarse en Starfleet para poder utilizar sus conocimientos médicos para ayudar a los demás, pero nunca pudo perdonarse la muerte de toda esa gente. Desde entonces se volvió muy dedicado a su trabajo, y parece que no le importara otra cosa...-Mientras decia esto, el rostro de Melisa se llenaba de compasión hacia su hermano. Era evidente que realmente lo queria. En realidad, era casi lo unico que le importaba, la única familia que ella tenia en todo el universo.- Comandante, se lo necesita en el puente- La voz de la Capitán Jefferson interrumpió la intimidad de ambos. Vreel terminó el programa y se disculpó con Melisa, el deber lo llamaba.El Comandante se encaminó al Turbolift y ordenó a la computadora que lo lleve al puente. Al llegar, solicitó un informe de la situación.- Hemos recibido un llamado de auxilio de un carguero de la Federación que se encuentra en el sistema Briktan, en la frontera con los Klingon. Al parecer transportan un mineral muy inestable, descubierto hace poco por un equipo explorador del Imperio, hacia los laboratorios de la Federación. Parte de la carga que llevaban sufrió una reacción, estallando y provocando serios daños a miembros de la tripulación y en el casco de la nave. Necesito que usted y un equipo de rescate se acerquen en un runabout al carguero y transporten a su tripulación para dejarlos a salvo. Iría con la Asimov, pero el acercarnos podría desencadenar otra reacción...- se lamentó la capitana. No le gustaba que otros hicieran el trabajo por ella.- Entendido Capitán, y no se preocupe, los traeremos a salvo. Alférez Mel, Teniente Comandante Castillo, los espero en la Bahía de Carga 3.- exclamó Lexx.Una vez en el sistema Briktan, el pequeño equipo salió de la nave en el runabout Kala, bautizado así en nombre de un pequeño río de África. Al llegar al rango de transportación, Castillo se trasladó al carguero para darle atención primaria a los tripulantes heridos. Castillo se encaminaba ahora a la zona de la nave en la que había ocurrido la explosión. Según el tricorder, sólo quedaban tres formas de vida en la nave, él y dos tripulantes, y se encontraban en esa cubierta. Los otros diez tripulantes ya estaban en el Asimov, después de haber sido transportados por el runabout. Sebastián penetró en la cubierta, y rápidamente se encaminó a socorrer a un joven de unos 20 años que estaba inconsciente, en el suelo. Según el tricorder su condición física era buena, no necesitaba atención inmediata. - Castillo al Kala. Transporte para uno.El penúltimo tripulante desapareció de poco, solo faltaba uno. Sebastián se acercó a la puerta y la abrió a la fuerza. Un hombre adulto, de unos 40 años lo miró con ojos desorbitados. La explosión había provocado que uno de los conductos del soporte de vida cayera sobre sus piernas, aprisionándolo.
Mientras tanto, en el Asimov, Elina Vek, que se encontraba al mando de los sensores que investigaban, todo el tiempo, la condición del carguero, se alarmó. Súbitamente la energía que tenía el carguero comenzó a aumentar...- Capitán, los sensores marcan un aumento de energía en el carguero.- ¿Tiene idea de que se trata?- preguntó la capitán.- Tal vez una nueva reacción, puede ser que el resto del mineral esté por causar una nueva explosión.- exclamó la alférez Vek conteniendo la respiración.- Avise al Kala, que saquen al tripulante y a nuestro oficial de ahí.
A través de la pared destruida del contenedor (la cual presentaba un campo de fuerza para que la radiación no penetrara en la nave), Sebastián vio como el mineral comenzaba a brillar, cada vez con mayor intensidad... El calor también aumentaba... Intentó mover los escombros que aprisionaban al tripulante, sin éxito.- Castillo al Kala. Transporte para el tripulante. ¡Kala responda!- La energía del mineral interfiere las comunicaciones. Sálvese. Es demasiado tarde para mí, pero usted aún se puede salvar. El mineral está por explotar de nuevo... póngase a salvo de la explosión, ¡¡¡rápido!!!- esas fueron las ultimas palabras del tripulante del carguero. Muy a su pesar, Sebastián corrió hacia la puerta. Atravesó el pequeño cuarto hasta los controles, tenía una idea. Utilizando los códigos de seguridad de la flota, dio la orden a la computadora de que vaciara el contenedor en el espacio justo a tiempo. El extraño mineral explotó a unos metros del casco, dañándolo en parte. Debido a la gran explosión, el carguero federal cambió su curso, encaminándose directo a la atmósfera de Briktan III.
Segundo Parte: Rescate al rescatador
- Kala a Asimov. Lo siento, la orden llegó tarde. Hemos perdido al carguero. Al parecer se precipitó a la superficie de Briktan III, pero aún existe la posibilidad de que se encuentren con vida... Sí, Castillo se encuentra vivo. Según la computadora, un instante antes de que la nave ingresara en la atmósfera, los sensores detectaron una forma de vida aún en el carguero. Castillo debe estar en el planeta.- informó Lexx.- Revise con los sensores la superficie de Briktan III, tal vez lo encontremos...- ordenó la capitán.Tanto el U.S.S Asimov como el runabout Kala comenzaron a barrer la superficie del planeta con los sensores, sin éxito. Al parecer, la atmósfera del planeta causaba interferencia, mermando las posibilidades de hallar el carguero.- ¿Alférez Vek, qué información tenemos del planeta Briktan III?- Es un planeta muy extraño, se conocen pocos de este estilo.- Explíquese...-ordenó Jefferson- Algunas formas de vida, pueden sobrevivir en éste planeta, ya que poseen adaptaciones a la atmósfera que presenta éste lugar, incluso existe una civilización primitiva en el planeta. Pero un humano, que no posee éstas adaptaciones, en poco tiempo podría perecer a causa del envenenamiento. Debemos sacarlo de ahí cuanto antes.- ¿Cuánto tiempo tenemos?- preguntó el Comandante Lexx desde el transbordador.- Por el momento no hay peligro, la atmósfera tiene una fracción generosa de oxígeno, podrá respirar, y si los sacamos rápido el envenenamiento será leve y reversible. Pero si pasa más de siete horas en ese lugar, el efecto de los gases será mortal.- ¿Podemos enviara al Kala a rescatarlo?.- preguntó la capitana.- No podemos. Como le dije, una civilización primitiva con adaptaciones habita el planeta, los Kanies. El contacto es restringido.-respondió Vek- ¿Que hay de los transportadores?- preguntó M´Rel, a quien toda la situación le molestaba.- El cinturón de asteroides que rodea a Briktan III hace que cualquier intento de transporte sea inseguro, además, hasta que no sepamos dónde cayó, será imposible intentar cualquier cosa. Temo que la situación es extremadamente grave para el doctor.- se lamentó la Cardassiana.
Castillo despertó en una zona árida, y desolada. Había grandes formaciones de nubes en el cielo, no se llegaba casi a apreciar la luz de la estrella binaria del sistema. A su alrededor todo era arenoso, desértico. Algunas elevaciones adornaban el horizonte, extendiéndose hasta donde él se encontraba. A través del pequeño valle se dibujaba un surco, tal vez un antiguo arroyo que pasara hace tiempo por ese lugar. A pocos metros de él aparecía el carguero, tenía una pequeña abertura en su lado, cicatriz dejada por la enorme explosión. - Castillo a Asimov, ¿me escuchan? Castillo a U.S.S. Asimov, ¿alguien me escucha?.Era inútil, de seguro la atmósfera del planeta interfería con los comunicadores. Pensó en el tripulante del carguero, la explosión lo había matado, él había perdido a otro paciente. Pero era tarde ya para lamentarse, ahora debía contactar al Asimov. Decidió revisar su equipo, quería saber que daños la había causado el impacto. Su tricorder estaba dañado, pero su Phaser aún funcionaba. Se encaminó al carguero, tal vez había algo allí que le ayudara.
- Comunique a las naves Klingon, que nos esperan para escoltarnos, que nos retrasaremos. Comandante Lexx, quiero que usted y su equipo vuelvan a la nave. Enfermería, prepárese para recibir a los tripulantes heridos del carguero.- Luego de organizar su nave, la Capitán Jefferson decidió llamar a una junta de oficiales. En menos de siete horas debían sacar a Sebastián del planeta. Tan solo diez minutos después, todos los oficiales del Asimov se encontraban debatiendo sobre el curso de acción que tomarían.- La situación es muy difícil... Si no sacamos a Castillo de Briktan III en siete horas, el daño a su sistema será irreversible. El planeta es habitado por una civilización primitiva, por lo tanto el contacto está restringido por las directivas federales. Es necesario rescatar a Castillo y recuperar los restos de la nave Klingon para evitar un contacto con los Kanies. Debido al cinturón de asteroides que rodea al planeta los sensores son inútiles, al igual que los transportadores. Por lo tanto, si alguno de ustedes tiene alguna sugerencia, me gustaría escucharlos.- explicó Brittany Jefferson.- Capitán, tengo una idea,- dijo, optimista, el Teniente Moss- Tal vez exista un modo de reconfigurar los sensores, aumentando su efectividad. El problema es que luego de las modificaciones, los sensores necesitarían más energía, tendremos que desactivar algunos de los sistemas de la nave.- Estoy de acuerdo, siempre y cuando no afecte a los sistemas críticos. Comiencen con las modificaciones, tienen dos horas. Alférez Vek, ayude al Teniente en lo que necesite. Ahora ¿hay alguna manera de recuperar los restos de la nave?-- Tal vez capitán, en una situación como esta es mejor destruir todo rastro de nuestro paso. Si conseguimos ubicar a Castillo, destruir los restos de la nave ya no será tan difícil.- explicó el teniente Hayes.- Está bien, a trabajar, quiero resultados lo antes posible.-De a uno los oficiales comenzaron a salir del cuarto de reunión. Elina y Blue seguían charlando acerca de los sensores a medida que se acercaban al Turbolift para ir a Ingeniería. El Alférez Mel y el Teniente Comandante Hayes, se encaminaron al puente para continuar con su tarea, mientras Aldouz y M´Rel murmuraban algo sobre el tiempo perdido en una causa sin esperanzas. Cuando Vreel decidió trasladarse al puente, Brittany lo detuvo, debía hablar con él.- Comandante, aguarde. En los últimos días noté que usted comenzaba a llevarse bien con la Alférez Castillo. No puedo prohibirle que tenga una vida privada, pero espero que ésta relación no afecte su desempeño en la nave. Igualmente, creo que usted es el mas indicado para comunicarle a la Alférez la situación de su hermano.- Descuide, yo lo haré.- una vez dicho esto, Lexx se encaminó hacia la Bahía de Carga 3, donde trabajaba Melisa Castillo, a cumplir con una de las peores tareas de un oficial superior.
Como era de suponerse, la computadora del carguero estaba destruida, no había forma de enviar un mensaje con ella al Asimov. Sebastián se encaminó al exterior, quería saber donde estaba. Comenzó a explorar el surco del antiguo arroyo, el cual atravesaba el pequeñísimo valle donde él se encontraba. Llevado por la curiosidad, siguió el cauce hasta llegar a un cráter en la superficie, de sólo cien metros de diámetro, el cual en el pasado debió ser una pequeña laguna alimentada por el arroyo. Sin embargo, el cráter no parecía natural, ya que tenía bordes demasiado perfectos. Intrigado, Castillo observó con mayor atención. En el fondo de la antigua laguna, había algo que brillaba.Sebastián se valió de las plantas que crecían en las paredes de la laguna para descender hasta el lecho. Allí, escondido entre la tierra y los arbustos aparecía un conducto, al parecer, construido con alguna aleación metálica. Sin duda, alguien lo había puesto allí para conducir el agua que antes ocupaba la laguna hacia algún lugar. El planeta debía estar habitado. Obedeciendo las directivas federales, se decidió a no hacer contacto con quien viviera en el lugar.
Tercera Parte: Un acto impulsivo
- No puede ser que... ¿Por que mi hermano?...- Melisa estaba destruida, y Lexx sólo podía contenerla.- Él se ofreció a ir al carguero, era su deber...-intento consolarla Vreel.- Pero... ¿por qué no lo transportaste a tiempo?- La orden llegó tarde, para cuando me dijeron, la carga ya estaba estallado.- la explicación no era suficiente para la Alférez.- ¿Y por que esperaste la orden? ¿no tienes criterio propio? ¿no podrías haberlo transportado cuando viste que la energía aumentaba?- Melisa estaba nerviosa, y Lexx la comprendía, pero debía terminar con sus acusaciones, por lo que impuso su autoridad.- Creo que me estás acusando injustamente, lo que ocurrió fue inevitable. Yo entiendo lo triste que estás. Entiendo que quieras descargarte, pero no lo acepto. Más allá de nuestra amistad, yo soy tu superior y no te da derecho a hacer acusaciones falsas.- Si Señor, como usted diga. Pero permítame decirle algo, ambos sabemos que si no lo encuentran los sensores, Jefferson lo abandonará en la superficie del planeta, lo dejará morir, todo por seguir reglas que ya tienen mas de un siglo. Yo no pienso permitirlo.- sollozó la alférez Castillo.Muy adentro suyo, Melisa decidió que no podía quedarse sentada mientras su hermano se moría allá abajo. Estaba dispuesta a hacer lo que sea para salvarlo.
Sebastián comprendió que era peligroso dejar al carguero a la vista, no podía arriesgarse a que los habitantes del extraño planeta lo vieran. Castillo tomó su Phaser y apuntó a la elevación en cuya ladera se encontraba la nave. Con un pequeño disparo, se provocó un derrumbe, que levantó gran cantidad de polvo y tierra. El derrumbe enterró al carguero, dejándolo fuera de la vista de quien pasara por allí.Sebastián comenzó a escalar las sierras que lo rodeaban. Tal vez en una altura mayor la interferencia no fuera tanta. Ya en la cima de la sierra intentó de nuevo comunicarse. Otra vez sin éxito. Sólo podía esperar que el Asimov lo encontrara. La luminosidad y el calor disminuían, estaba anocheciendo. Desde la sierra, Castillo pudo ver una especie de cueva que se dibujaba en una de las laderas, tal vez le sirviera como refugio para pasar la noche.La cueva no era muy grande, tenía apenas unos cinco metros de profundidad, y estaba deshabitada. Sebastián tomó algunos helechos del suelo y con ellos se improvisó una almohada. Sobre uno de los rincones se acostó, y se dispuso a descansar. No tenía sueño, pero estaba agotado. Además, podía despreocuparse, confiaba planamente en que el Asimov lo encontraría.
Las modificaciones en los sensores ya estaban listas. El U.S.S. Asimov comenzó a explorar la superficie del planeta buscando al carguero, sin éxito.- ¿Qué sucede? ¿Por qué no funciona? Alférez Vek...- No entiendo, con las modificaciones que hicimos ya tendríamos que ser capaces de encontrarlo. Tal vez la nave se encuentra bajo tierra. La superficie de este planeta esta compuesta por el mismo material que el cinturón de asteroides por lo tanto también interfiere la señal. Si la nave estuviese al aire libre ya la habríamos hallado.-- Continúen la búsqueda.- La capitán Jefferson estaba incómoda con esta situación, sabía que si los sensores no daban resultado, tendría que dar a Castillo por muerto, y continuar con su misión y eso no le agradaba. Pero la búsqueda de los prikmal era demasiado importante como para detenerla por una sola persona....- Capitán, la bahía de carga 3 dio permiso a un transbordador para salir.- ¿Quién dio la orden?- Los códigos de seguridad corresponden a la Alférez encargada de la Bahía, Melisa Castillo.- Comuníqueme con ella.- La Capitán Jefferson estaba muy molesta. Una violación de los protocolos de seguridad era inadmisible, quien fuera el responsable lo pagaría.- Buenos días, Capitán, ¿que se le ofrece? ¿tal vez desee mandar a la muerte algún otro oficial?- Melisa respondió sarcásticamente al llamado.- Esto es un desacato. Le ordeno que vuelva inmediatamente a la nave.- No pienso ni puedo dejar que usted mate a mi hermano, y estoy dispuesta a bajar a ese maldito planeta y rescatarlo.- Esa es una violación directa a mis ordenes y a la Primera Directiva. Supongo que tiene en cuenta que voy a hacer todo lo posible por detenerla.- Lo tengo en cuenta, pero créame, yo también haré todo lo posible por que no lo logre. No podrá hacer mucho, excepto destruir el transbordador. ¿Por qué no?. Si dejará morir a Sebastián por las directivas de la Federación, ¿por qué no matarme a mi?. Sépalo, esa es la única alternativa que tiene para detenerme.- la Alférez estaba completamente fuera de si, ya no era mas la dulce joven que habia compartido la holocubierta con el Comandante unas horas antes. Ahora parecia una fiera enjaulada tratando de sobrevivir.- Su transbordador no puede hacer nada en contra de mi nave, no tiene oportunidad. Ríndase y tal vez reconsidere la corte marcial.- Estoy decidida, fin de la comunicación.- En la pantalla apareció otra vez el Shuttle, encaminándose a la atmósfera.- Transpórtenla a bordo.- No podemos, varió la frecuencia de los escudos y los tiene en alto, el rayo transportador no sirve.- contesto, rápidamente, el Jefe de seguridad Hayes.- Fije el rayo tractor...- ordenó la capitana.- El rayo tractor está fuera de línea por la variación de los sensores, pero permítame sugerir otra cosa...- Dígame, Hayes, lo escucho...- Podemos realizar algunos disparos con los Phasers a mínima potencia y bajar sus escudos, sin dañar al Shuttle. Con los escudos bajos la transportaremos.- Hágalo, quiero que cuando la Alférez llegue a la nave, un equipo de seguridad la esté esperando.Una ráfaga de disparos Phaser comenzó a sacudir al transbordador. De a poco los escudos comenzaron a fallar. Melisa se dio cuenta de la estrategia e intento evitar los rayos phaser escondiendose en el cinturón de asteroides que rodeaba el planeta. Sin embargo, el transbordador no era rival en absoluto para la Asimov. Sin problemas el timonel Mel Varad dirigió la nave cerca del cinturón de asteroides. El teniente Hayes disparó directamente a un asteroide de grandes dimensiones que se encontraba justo en frente al transbordador de la Alférez Castillo. El asteroide se partio en mil pedazos que impactaron directamente con el escudo del transportador, inhabilitándolo rapidamente. Los transportadores podian entonces fijar a la alférez y la transportaron inmediatamente. Apenas Melisa apareció en la nave, un grupo de seguridad la escoltó a una celda donde esperaría ser llevada a la Tierra para una corte marcial. Se sentía realmente decepcionada, ya que su plan no había llegado lejos. El hecho de que el Asimov la hubiera detenido la molestaba, sentía que odiaba a toda la nave. Poco tiempo después de que la detuvieran, Lexx intentó visitarla, pero ella no aceptó verlo. Realmente se sentía furiosa por su fracaso, y a la vez triste por su hermano. Ahora, si la Asimov fallaba, su hermano estaría muerto, y ella ya no podía hacer nada para evitarlo.
Ya habían pasado cuatro horas desde que Sebastián había caído en el planeta. Aturdido, se despertó en la absoluta obscuridad de la cueva. Afuera no se veían las estrellas, todo estaba oscuro. La cabeza le dolía y cada tanto le ardía el pecho. A pesar de que él no lo sabía, de a poco la atmósfera lo estaba envenenando, de a poco lo estaba matando.Sebastián intentó ponerse de pié, pero se sentía mareado. Ayudándose con las paredes de la cueva se incorporó y comenzó a caminar lentamente hacia la salida de la cueva. Estaba cansado, dolorido. Se preguntaba que le pasaría, miles de cosas pasaban por su mente. Miles de enfermedades y diagnósticos. También pensaba por qué no lo habían encontrado... Tal vez creyeron que murió a causa de la explosión, y lo abandonaron... No podía saberlo. Con un último esfuerzo, miró al cielo desde la abertura de la caverna y cayó desmayado.
Cuarta Parte: Q´apla Dr. Castillo
- Capitán, podría hablar con usted, tengo una idea para salvar a Castillo.- le susurró el comandante Lexx a la capitana.- Pase a mi despacho, Comandante. Acompáñeme M´Rel, quiéralo o no es parte de esto. Mientras continúen la búsqueda. - ordenó la capitana Jefferson a los oficiales del puente.- Lo escucho Vreel, ¿qué tiene en mente?.- En una charla con la hermana de Sebastián, me enteré que algunos Klingons le debían la vida a nuestro oficial, y como es sabido, los Klingon son gente honorable, y siempre están gustosos de devolver los favores.- Vaya al grano.- dijo, impaciente, Brittany. Sentía que cada segundo valía oro.- Investigué, y descubrí que uno de éstos Klingon, que le deben la vida a Sebastián, es el Capitán de una de las naves que nos esperan en la frontera con el Imperio, el capitán Zhark. Tal vez él acceda a viajar hasta aquí, y ayudarnos.-¿Cuánto tardaría en llegar?- preguntó Jefferson.- Apenas una hora. Tendríamos tiempo suficiente.- respondió Vreel Lexx- ¿Y que pretende que ellos hagan?- esta vez era M´Rel quien preguntaba.- Pues, conozco casos en que los Klingon han utilizado sus desfasadores dentro de la atmósfera de algunos planetas, para no ser detectados por sus habitantes. Tal vez accedan a bajar a la atmósfera de Briktan III y con sus sensores buscar a Castillo. Recuerde que para los Klingon el honor lo es todo, y serían capaces de casarse con un Romulano, si de devolver un favor se trata.La Comandante M´Rel, a quien toda esta situación le irritaba, lo miró con desprecio.- Capitán, creo que estamos perdiendo un tiempo valioso en vano. Seguramente el señor Castillo ya esta muerto. En nombre del Imperio Romulano le exijo que continuemos con nuestra tarea.- exclamó M´Rel bastante furiosa.- Disculpe Comandante M´Rel, pero la vida de uno de mis hombres esta en juego. Tal vez sea practica común entre ustedes abandonar a sus oficiales cuando están en peligro. pero yo no lo dejaré hasta que se acaben todas las opciones.-respondió la capitana sin inmutarse.- ¿Esta seguro de que los Klingon podrán hacerlo?-- No estoy completamente seguro, pero vale la pena intentarlo.-exclamó Lexx orgulloso de su capitán.- Su plan es interesante, tal vez funcione, será mejor que se comunique cuanto antes con el capitán Zhark.-Lexx se encaminó a su despacho. Una vez allí se comunicó con el Capitán Zhark. Era un klingon bastante mayor y con varias cicatrices en su rostro que denotaban la experiencia de incontables batallas.- Capitán Zhark, le ofrezco mis saludos.-- Q´apla, Comandante Lexx. ¿Por qué motivo se están retrasando tanto?.- grunó Zhark- Confío en que tiene conocimiento de nuestra situación.-dijo Lexx- Sé que un oficial suyo está varado en un planeta, a riesgo de su vida. Sería una muerte para nada honorable. Si es por eso, ya estoy informado, adiós.- el capitán estaba por interrumpir la comunicación.- Espere, tal vez le interese saber que el oficial en el planeta es Sebastián Castillo, a quien usted debe su vida...- alcanzó a decir Vreel.- No lo sabía...- murmuró consternado el klingon- Ahora es Castillo quien necesita de su ayuda. Le quiero pedir un favor...
Una hora después, el capitán Zhark llegó al sistema Briktan dispuesto a saldar su deuda.- Los Klingons han llegado. Piden comunicarse.- informó Mel Varad.- Abra un canal.En la pantalla apareció el moreno rostro de Zhark, ya marcado por el paso del tiempo. Imponente pero respetuoso, el Klingon dio sus saludos.- Yo soy Zhark hijo de Garl’n, la saludo en nombre del Imperio, Capitán Jefferson.- Le ofrezco mis saludos, Capitán Zhark, y le agradezco el favor que nos está haciendo.- respondió la capitana.- No seria una persona honorable si rechazara la oportunidad de salvar la vida de quien lo merece. Usted sabe que los Klingon nunca rechazamos una aventura. - Siendo así, creo que no hay más que hablar. Si no le molesta, a Castillo le queda poco tiempo.Segundos después, la nave desaparecía de los sensores de la Asimov, así como también de la vista de la tripulación. A pesar de que éstos no lo veían, la nave Klingon atravesó el cinturón de asteroides e ingresó en la atmósfera del planeta. Comenzó a sobrevolar Briktan III, pasando por sobre aldeas de Kanies que ni se imaginaban lo que inadvertidamente volaba sobre sus cabezas. Minutos después la interferencia de la atmósfera cesó, y los sensores comenzaron a trabajar. Débilmente, detectaban algo parecido al carguero, algunos kilómetros al Noroeste. También detectaban una forma de vida cerca del lugar, presentaba signos vitales muy débiles...La nave se trasladó, invisible, hacia el lugar donde aparecían dichos signos. Sin duda, era un humano. Luego de que Zhark diera la orden, Castillo se materializó en el cuarto de transportación, aun vivo, pero inconsciente. La nave salió de la atmósfera y transportó a Castillo sano y salvo a la Asimov.- Capitán, lo tengo.- comunicó el enfermero al puente. Valiéndose de los instrumentos analizó las condiciones de Castillo. El envenenamiento era leve, en algunas horas estaría como nuevo.- Le agradecemos su colaboración, Capitán Zhark.- exclamó Brittany Jefferson.- No se preocupe Capitán, y dígale a Castillo que no por esto se salvara de comer Gagh conmigo en Q´o´nos.
Castillo se recuperó a las pocas horas, mientras que a su hermana, Melisa, la enviaban a una corte marcial en la Tierra. Aunque había actuado bajo presión, por la situación de su hermano, Jefferson no podía perdonar sus actos, a pesar de la insistencia de Vreel de darle una sanción menor. Junto con un equipo de seguridad, Melisa subió al Shuttle que la transportaría a la Tierra. Antes de subir, se disculpó con Vreel por haber actuado como lo hizo, y por haberlo rechazado.- Tal vez nos volvamos a ver, Lexx.- Se despidió Melisa, con un tono algo sensual en su voz. Sabía que la expulsarían de la Flota, pero eso no la incomodaba. Sentía que no perdía nada, excepto el placer de trabajar con su hermano, y por supuesto...a Vreel.El transbordador salió de la Bahía de carga, y con un suave movimiento entró en warp, alejando a Melisa de Lexx y de su hermano. Una vez solo en su habitación, Vreel ordenó a la computadora que toque la ópera Klingon que habia disfrutado anteriormente con Melisa Castillo. Por su ventana miró las estrellas que pasaban alrededor de la nave con honda tristeza. “Tal vez....” penso, mientras se hundía en sus pensamientos. Al mismo tiempo, en el puente, Eneas Hayes sintió un gran dolor, una gran tristeza que provenía de algún lugar de la nave. No era la primera sensación que sentía, había sentido Amor, Tristeza, Odio, Desconfianza, Alegría, Decepción, todos esos sentimientos habían envuelto al Asimov durante ése día. Sin darle mayor importancia a sus percepciones, Hayes continuó su trabajo mientras la nave se internaba en el corazón del Imperio Klingon....
Esta es una historia de : Pablo Jacobo y Facundo SantiagoCorreciones varias: Sr. Vulcano