30 agosto 2005

Episodio 5.
Al Grekor, Parte I.

Primera Parte: Un vuelco en la historia
La U.S.S. Asimov viajaba a warp 7 por espacio de la Federación. Poco antes, la capitana había recibido el llamado del Almirante Kashnikov para hacer una revisión de los últimos hallazgos con respecto a los prikmal, y se dirigían a Risa a encontrarse con él. Estaba bastante molesta porque sabía que el Amirante Kashnikov era un critico de la búsqueda de los Elementos Originales y podría complicarles la misión.Mientras tanto, en el “Agujero Negro”, Aldouz charlaba con algunos miembros de la tripulación. Esta vez, el Embajador había decidido tomar la forma de un hombre Iconiano. Los Iconianos eran generalmente más altos y fuertes que el promedio de los humanoides. Aldouz era ahora un Iconiano bastante portentoso y algo en su apariencia daba un aspecto salvaje. Parte de su cabeza estaba cubierta por una melena negra y sus ojos eran de un amarillo profundo, con una mirada que contrastaba con el salvajismo de su aspecto, denotando una gran sabiduría interna. Las orejas de Aldouz se perdian en su oscuro cabello, y sus dientes, a pesar de no verse demasiado, eran bastante provocadores. Unas pequeñas manchas bajaban de sus ojos hasta su boca, de labios carnosos. Aldouz vestía un traje Iconiano que, según dijo, solían usar los científicos. Era de un color violáceo y se asemejaba a una gran túnica, adornada con símbolos de variados colores.Junto al Embajador, un grupo de jóvenes alférez lo escuchaban atentamente. Entre ellos, Mel Varad estaba sentado muy cerca. Luego del reciente incidente vivido en su tierra, le había tomado un gran respeto a Aldouz y sabía que había mucho que podía aprender de él. Detrás de los jóvenes, Eneas Hayes observaba todo atentamente sin perder detalle alguno. A pesar de que ya hacía varios meses que Aldouz estaba entre la tripulación, el Jefe de Seguridad todavía no confiaba en él. Sus continuos cambios de apariencia, sus evasivas respuestas y su aparente poder ilimitado eran suficientes como para que el betazoide lo tenga en la mira, junto con la Comandante M´Rel y sus compatriotas.Aldouz había tomado la apariencia de los extintos Iconianos para ilustrar mejor su charla, que justamente se trataba de su raza. Entre comentarios y gestos, introducia a la tripulación en las antiguas historias de su gente.-Los Iconianos éramos una raza científica, ocupada principalmente en la exploración y la investigación del Universo. A lo largo de nuestra existencia llegamos a comprender el funcionamiento de la mayoría de los designios de la naturaleza. La pugna por el conocimiento impulsaba a mi gente cada vez más adentro en nuestra galaxia, y los viajes se hicieron cada vez más difíciles. El Imperio fue creciendo sobre una multitud de mundos donde la vida inteligente aun no se había desarrollado. El poderío militar de Iconia era también tremendo, las naves clase Thantor se ocupaban de defender el Imperio. Sin embargo, su vasta extensión lo hacía igualmente muy débil, blanco fácil para cualquier ataque externo. Fue en esa época que los Grandes desarrollaron la tecnología de los Portales Iconianos, puertas por los cuáles podía viajarse miles de años luz en un solo paso. Así, el Imperio se fortaleció y sobrevivió por muchos años, gobernado desde dos puntos extremos de la galaxia: Iconia y Gulak Iconia, ambas exactamente iguales. Sólo los Grandes conocían el funcionamiento de los Portales, cuya base hoy sabemos que eran los diez elementos originales, almacenados en ambos planetas, separados por miles de años luz. Desafortunadamente, nuevos intereses llenaron las mentes de algunos de los nuestros, y el Imperio sucumbió. La localización exacta de Gulak Iconia se perdió para siempre. El Imperio cayó, sumido en un silencio eterno, y mi civilización se destruyó, quedando solo yo para atestiguar nuestra decadencia. Solo un pobre vestigio de nuestro antiguo esplendor.- Aldouz observaba el infinito con sus ojos amarillentos, recordando los tiempos de grandeza de su gente. Varios en el “Agujero Negro” aclamaron la historia de Aldouz, emocionados por la profundidad y el sentimiento de sus palabras. Aldouz agradeció poder gozar de los sentidos en su forma humanoide para poder apreciar el fervor de su público. Iba a comenzar de nuevo su charla, pero en ese momento se activó la alerta roja, y la voz de la capitana lo llamó. Aldouz regresó rápidamente a su forma no corpórea y atravesó los muros de la nave, llegando al puente mucho antes que Eneas Hayes. Allí la escena era desconcertante.En el centro del puente, justo frente a la silla de la capitana, se había abierto una puerta interdimensional, y los lugares a donde se dirigía cambiaban constantemente. Ciudad Tycho, un bosque tupido, Vulcano, un océano. Las imágenes se intercalaban incesantemente.-¿Es esto lo que yo creo que es Embajador Aldouz?- preguntó la capitana.-Pues si, mi querida, parece que es una puerta Iconiana.- Aldouz estaba más sorprendido que sus compañeros.- Y es una puerta de llegada...-De repente, un fulgor rojo rellenó el portal y un ser salió de él, cerrando la puerta tras de sí. Era alto y corpulento. Una melena rubia cubría su cabeza y las manchas de su rostro hacían imposible la confusión...era un Iconiano.
Segunda Parte: De vuelta a casa
La capitana Jefferson estaba en su oficina junto a Aldouz, M´Rel y el joven Iconiano recién llegado. La habitación era bastante grande y cómoda. En una pared estaba el escritorio de la capitana y a su espalda se podían ver las estrellas, a la derecha del escritorio, un cuadro mostraba la colonia al pie del Monte del Olimpo, en Marte, el lugar donde había vivido su infancia. Sobre una pequeña repisa habia un antiguo violín terrestre, debido al interés de Brittany Jefferson por la música clásica y en especial por Mozart. La capitana estaba desconcertada por esta visita, pero sus ojos no lo demostraban, pues miraba seriamente a Aldouz y al invitado.-¿Podría explicarnos quien es usted?.- preguntó al fin la capitana.-Nos haría un gran favor a todos nosotros jovencito, es obvio que esto debe ser alguna clase de truco...Todo el mundo sabe que el único Iconiano que queda en la galaxia soy yo.- exclamó el Embajador irritado.-Soy Xeluz, enviado especial de Kalanul, el planeta sin tiempo. Fui enviado en busca del Embajador y único heredero de Iconia, Aldouz.--¿Podría explicarnos de que está hablando? ¿Y porque no tengo conocimiento de este extraño planeta?- dijo Aldouz, asombrado al descubrir un detalle en la historia Iconiana que no conocía.-Yo le explicaré.-dijo Xeluz.- En tiempos de la decadencia del Imperio, los Grandes lo crearon a usted, Aldouz, para mantener la esencia de todos nosotros los Iconianos y así perdurar en el tiempo. Pero algunos de los Grandes no se conformaron sólo con mantener su esencia e idearon Kalanul, el planeta sin tiempo. Allí se almacenó en una especie de criogenia a una colonia de Iconianos, que guardarían la materia Iconiana hasta el día del despertar. La ubicación de Kalanul era estrictamente secreta, y el día del despertar fue programado para milenios después de la caída del Imperio. Ese día no llegaría hasta dentro de varios años pero no fue así. Kalanul se encuentra a miles de años luz de Iconia y Gulak Iconia, casi en el borde estelar de la galaxia conocida, pero aún allí su energía provenía de los prikmal de Iconia. Hace pocos años, por alguna extraña razón, los prikmal de Iconia dejaron de enviar su energía a las máquinas criogénicas de Kalanul, y entonces despertamos. Desde ese momento hemos estado intentando encontrar nuestro pasado, debido a que quedaban pocos rastros del sitio exacto donde quedaban Iconia o Gulak Iconia. Utilizando los saltos interdimensionales logramos que esta búsqueda fuera menos ardua, pero al llegar al sitio donde solía estar Iconia, la encontramos destruída, y a Drakontos profanado. Al ver que tampoco se encontraba Aldouz, decidimos continuar con la búsqueda. Desafortunadamente, los saltos interdimensionales también funcionan con la energía de los prikmal, y poco a poco tuvimos que racionar la energía. Ahora que por fin te he encontrado, soy el único que sigue buscando, pues la energía que queda solamente alcanza para un par de saltos más...--Capitán, sabe lo que esto significa,-comenzó Aldouz.-el planeta Kalanul podría guardar más detalles sobre el paradero de los prikmal restantes. ¡Hasta podría estar la localización exacta de Gulak Iconia, y así reduciría nuestra tarea a un solo viaje!.--Creo que según las circunstancias deberíamos emprender el viaje hacia este lugar.-opinó M´Rel.-Pues entonces no dudemos más, pongamonos en marcha hacia Kalanul.- ordenó al fin la capitán.- El problema capitán es que para llegar a Kalanul es necesario utilizar una puerta inrterdimensional.- explicó Xeluz- Creo que soy capaz de modificar los sistemas de la nave para poder crear una puerta y llegar al planeta sin tiempo.-- Esta bien, trabaje con nuestro Jefe de Ingeniería y manténgame informada.-
Xeluz y el Teniente Moss pusieron manos a la obre de inmediato. Las reparaciones tomarían unos días así que la capitana le otorgó al visitante una habitación en la nave. Aldouz estaba muy entusiasmado por haber encontrado este rastro de su historia.¡Por fin podía hablar con alguien más acerca de la historia Iconiana! Sin embargo, Xeluz no parecía tan impresionado como Aldouz, a pesar de que supuestamente lo había estado buscando durante todo ese tiempo. En cambio, Xeluz pasaba la mayor parte de su tiempo libre solo en el comedor de la nave. Allí fue donde Eneas Hayes lo vió por primera vez, y como era su costumbre no le agradó. El Jefe de Seguridad estaba examinando unos reportes cuando el Iconiano llegó al salón. De repente, una oleada de extrañas emociones lo invadieron, pero era incapaz de poder descifrarlas. Tal vez era excitación, tal vez era miedo, no, tampoco era eso, nerviosismo, no, no. Lo unico seguro era que no se trataba de una sensación agradable. Odiaba no poder entender que era lo que Xeluz sentía en ese momento. Su mente estaba acostumbrada a tratar con cualquier clase de forma de vida, aún desconocida, pero este Iconiano lo confundía mucho. Y obviamente no le inspiraba la menor confianza. En realidad nadie en la nave, excepto la capitana (a quien conocía muy bien) le inspiraba confianza. Tal vez por eso era tan buen Jefe de Seguridad, porque podía ver el engaño donde otros estaban ciegos, y sentir la mentira gracias a sus exageradas aptitudes betazoides. Desafortunadamente, su creciente adicción a los represores de empatía estaba limitando cada vez más su habilidad. Hayes observó fijamente a Xeluz, que se encontraba de espaldas en la barra del comedor, mientras trataba de descifrar sus pensamientos. Lentamente, el Iconiano giró sobre si mismo y miró a Eneas Hayes directo a los ojos. El betazoide no pudo soportar esa mirada y se apartó. De repente se sintió cansado, los efectos de los represores de empatía se desvanecieron en un instante. Quizás ya era hora de regresar a su habitación en busca de otra dosis. Eneas se levantó de la mesa y comenzó a caminar hacia la puerta mientras el Iconiano lo seguía atentamente con la mirada. Eneas Hayes sentía que las voces en su mente se incrementaban más y más hasta que millones de murmullos invadieron su conciencia. Los pensamientos de todo el Universo parecían convergir en su mente y no lo pudo aguantar. El Jefe de Seguridad se desplomó inconciente sobre el suelo del comedor, ante el asombro de todos los presentes.
Tercera Parte: Sospechas confirmadas
Eneas Hayes despertó en la Enfermería. Sebastián Castillo y Vreel Lexx estaban junto a la cama, observándolo. Su cabeza le dolía bastante, y apenas podía moverse. Al verlos, tuvo el impulso de decirles algo, algo que era tremendamente importante, pero las palabras no salieron de su boca. Trató de recordar que le había sucedido, pero su mente estaba totalmente en blanco. Lo último que recordaba era haber estado examinando unos reportes de Seguridad en el Agujero Negro, y luego...no lo sabía. Y esa extraña sensación de inseguridad reinaba en toda su mente, como si estuviera fallando en su tarea de proteger el orden en la nave.-Buenos días, señor Hayes. Por fin lo veo otra vez despierto.-exclamó Castillo sonriendo. Habían pasado cinco horas desde su desvanecimiento.-¿Qué me pasó?.-preguntó el Betazoide.-Según mis análisis, usted ha sufrido su primer colapso emocional. Como ya sabrá,-siguió el doctor.- los Betazoides al llegar a cierta edad comienzan a tener problemas con sus sentidos empáticos, y como usted tiene su empatía más desarrollada de lo normal, parece que el efecto fue grave...-Eneas Hayes no podía creer lo que escuchaba, era imposible que haya sufrido un colapso. En su planeta, estos síntomas denotaban la llegada a una edad muy mayor, y él no era tan viejo.-Bueno señor Hayes, me alegro de que este otra vez bien, ahora debo volver al puente porque ya estamos por viajar a Kalanul.-exclamó el Primer Oficial Lexx golpeando el hombro del betazoide.Las palabras de Lexx resonaron en la mente de Hayes. Había algo que debia recordar, un peligro inminente, pero cada vez que intentaba hacer memoria lo único que aparecía en su mente era un par de ojos que lo miraban profundamente. ¿De quien eran esos ojos? ¿Qué pasaba con su mente? Quiso levantarse pero el doctor lo detuvo.-¿A dónde cree que va? Acaba de estar inconciente por más de cinco horas y pretende irse como si nada hubiera pasado.-- Señor Castillo, usted sabe que mi lugar esta en el puente.- ojetó el paciente.-Y usted también sabe, oficial Hayes, que si no hace lo que le digo por las buenas tendrá que hacerlo por las malas.-insistió el doctor. El Jefe de Seguridad sintió que lo decía realmente en serio.
Mientras tanto, en el puente, la capitana observaba atentamente la pantalla mientras la nave ingresaba a impulso total en el portal interdimensional iconiano. De inmediato, el espacio alrededor de la nave cambió y las coordenadas fluctuaron rápidamente. En un solo instante, la Asimov viajo miles de años luz, a los confines de la galaxia, en la frontera entre el Cuadrante Gamma y el Cuadrante Delta. La nave estaba ingresando en el área de influencia de Kalanul.La capitana Jefferson sintió que una gran calma y confianza la invadía completamente. El Comandante ingresó por el turbolift y ocupó su asiento. Sentado junto a la capitana estaba Aldouz, en su forma Iconiana, esperando ansioso el contacto con sus “ancestros”, y a su lado estaba Xeluz. M´Rel observaba cuidadosamente todo lo que sucedía. Sabía que este primer contacto sería importante, y debía cuidar todos los detalles para que su pueblo quedara bien parado ante esta nueva gente. Sin embargo, estaba despreocupada, tenía un presentimiento, una sensación en su interior de que todo saldría como debía salir. En realidad, todos en la nave esperaban ansiosamente el contacto con los Iconianos. Tal vez demasiado ansiosamente, tanto que ya podía parecer sospechoso.Una enorme nave apareció en la pantalla. Sus dimensiones sobrepasaban varias veces a las de la Asimov y su forma era bastante extraña, como una gran garra. A medida que se fue acercando, fue cubriendo toda la pantalla, hasta que no podía verse nada más que la nave. En el frente, podía divisarse el símbolo Iconiano. La pantalla cambió, y en su lugar apareció otro Iconiano.-Soy el General Wolliuz, en representación del Regente de Kalanul. Bajen sus escudos y prepárense para ser abordados.- el tono del Iconiano era tremendamente imperativo.-Haga lo que el señor Wolliuz ordena, alférez.- dijo asombrosamente la capitana a Mel Varad, cediendo la nave a estos extraños.-Con todo gusto capitán.-exclamó el joven Bajoran.Nadie parecía sorprendido por lo extraño de la situación. Sin embargo, Aldouz miró con extrañeza a la capitán.-Le agradezco la confianza que tiene por mis hermanos Iconianos, a pesar de sus rudos modales.--No se preocupe Embajador, su gente es por demás encantadora.- la capitana miró a Aldouz y sonrió. Era la primera vez que el Embajador Iconiano veía sonreir a la capitana, y había un brillo extraño en sus ojos...un brillo que Aldouz creía recordar.-Un momento...-exclamó el Iconiano levantándose de su asiento.Pero ya era demasiado tarde. Xeluz, antes de que Aldouz pudiera volver a su estado natural, lo tomó por el cuello y le puso un extraño collar. Aldouz quiso transformarse y dejar su estado corpóreo, pero no pudo. El collar lo inhabilitaba por completo.Los rayos transportadores materializaron en el puente a un grupo de Iconianos muy bien armados. No sobrepasaban en número a los miembros de la tripulación que estaban en el puente, pero por alguna razón nadie quiso defenderse salvo Aldouz, pero Xeluz ya lo apuntaba directamente a la cabeza con un arma, y Aldouz sabía que en ese estado podía vaporizarlo. No podía arriesgar al último vestigio de su civilización de esa manera.-Bienvenidos a la Asimov.-dijo la capitana extrañamente cordial.-¿Gustarían algo de beber?.--Muévase.-exclamó el General Wolliuz.La capitana dejó su asiento tranquilamente. Todos en el puente observaban a los intrusos sonriendo, como si esa invasión fuera lo más normal del mundo.-Que tiemble el Universo, los Al Grekôr hemos regresado a reclamar lo nuestro. – gritó WolliuzY en ese mismo instante, demasiado tarde para hacer algo, Eneas Hayes recordó que era lo que debía decir.
Cuarta Parte: Viejas enemistades
Una sombra se deslizaba por los tubos Jefferies de la USS Asimov. Avanzaba lentamente para evitar provocar cualquier sonido sospechoso. La sombra llegó hasta una abertura y miró con cuidado a través de ella. Luego de cerciorarse que nadie lo vería, empujó la abertura y salió de los tubos Jefferies. Era el Jefe de Seguridad Eneas Hayes y estaba en su oficina. Sigilosamente, el betazoide se acercó al escritorio y abrió un compartimento. Allí dentro encontró un par de comunicadores personales que habían sido modificados por él. Su excesiva paranoia lo había llevado a arreglar estos comunicadores para que funcionaran en un circuito cerrado y aislado, y ésta era la primera ocasión que tenía para probarlos. Estaba muy preocupado por la situación en su nave. Recordaba que, mientras estaba en Enfermería haciendo unos estudios, escuchó el comunicado de un Iconiano que se hacía llamar Wolliuz, y que decía haber tomado la nave. Por alguna razón, todos los oficiales en la enfermería parecían estar conformes y hasta contentos con esa noticia. Recordaba que el doctor Castillo le había comentado algo acerca de lo bueno que sería estar bajo el mando de los Al Grekôr, según se hacían llamar y también recordaba que en ese momento no sintió realmente su mente, sino una gran mente que predominaba sobre la mente individual del doctor. Aquella misma tarde había sentido algo parecido poco antes de su colapso emocional. Esa mente colectiva parecía controlar la voluntad de todos sus compañeros. Al notar esto, supo que debía hacer algo y la única salida de Enfermería fueron los tubos Jefferies, por los que se escabulló a pesar de los gritos de alarma de Castillo. Ahora, había conseguido obtener su primer ventaja, había llegado a su oficina.Del mismo compartimento tomó un phaser de mano y volvió lentamente a los tubos Jefferies. Estaba seguro de que había alguien que podría ayudarlo, alguien sin cuerpo ni mente que pudieran ser controlados...
El Embajador Aldouz estaba doblemente encerrado. El collar que tenía en su cuello lo retenía en forma corpórea, tan limitada y frágil. Por otro lado, estaba encerrado dentro de una habitación. Por alguna razón, los Al Grekôr habían preferido dejarlo en una habitación antes que llevarlo a una celda. Tal vez todavía tenian algún respeto por los Iconianos. Aldouz estaba desconcertado, pero casi entendía lo que estaba sucediendo. Kalanul, los Al Grekôr, el brillo que vió en los ojos de la capitana, todo cerraba. La puerta se abrió de repente y Wolliuz entró.-Es un placer conocerlo Sr. Aldouz. He esperado mucho para tenerle frente a mí. A decir verdad, todos hemos esperado miles de años...-.El Iconiano era alto y fornido y su mirada era fría. Su vestimenta militar denotaba su rango General. Se notaba que era un ser ambicioso y calculador, era seguro que no pretendía quedarse en ese puesto para siempre.-Ningún Al Grekôr recibirá de mí el favor de ser respetado. Por parte mía y en representación de los Grandes, les comunico mi eterno desprecio.- exclamó el Embajador.-Veo que nos recuerda, y que los rencores aún se mantienen.--Guardo en mi memoria los recuerdos de todos los Iconianos, y muchos lo recuerdan a usted como un despiadado capitán durante Gulas Wanthor.-la mirada de Aldouz denotaba odio.Gulas Wanthor fue la guerra que precipitó la caída del antiguo Imperio Iconiano. Durante siglos, Iconia había gobernado en paz, bajo el mando de los llamados Grandes. Pero uno de ellos llamado Morgouz creía que había llegado la hora de que el Imperio dominara por sobre todo lo existente principalmente bajo un gobierno de terror. Desafortunadamente, Morgouz tenía un gran apoyo por parte de los más jóvenes, quienes creían que el Imperio estaba estancado y que él ofrecía un nuevo futuro. Esta facción se autodenominó los Al Grekôr, los revolucionarios, y eran terriblemente despiadados. La guerra civil, Gulas Wanthor, fue furiosa, y llevó a las ruinas al Imperio. Como ya sabemos, los Grandes decidieron conservar la esencia y la materia de los Iconianos, y para esto crearon dos planetas santuario: Drakontos, donde Aldouz fue encontrado, y Kalanul, hacia donde en tiempos inmemoriales partió una colonia de célebres Iconianos para ser mantenidos en criogenia hasta la llegada del tiempo del renacimiento. Pero de alguna manera, los Al Grekôr habían logrado ocupar los lugares de estos Iconianos.-Fue glorioso cuando atacamos el convoy que viajaba hacia Kalanul.-decía Wolliuz.- Nos habíamos enterado por un informante en Iconia de su plan, y decidimos que el lugar en ese planeta nos pertenecía, y así era.-una sonrisa maléfica cubrió su rostro.- Nuestra pequeña flota de Thanthors era la única que quedaba entre los Al Grekôr, pero fue suficiente. Ningún Iconiano sobrevivió a nuestro embate. Por alguna estúpida razón los Grandes habían enviado solamente científicos y bohemios para ocupar los lugares en Kalanul, y la invasión fue sencilla. Así, el Regente Morgouz y un ejército de Al Grekôr sobrevivimos hasta el día del despertar.--¡Morgouz esta aún con vida!.-exclamó Aldouz en un tono que podría considerarse como asustado.-Así es, y ahora mismo vamos hacia Kalanul para verlo. Parece que el Grande tiene un plan para usted y sus amigos.- exclamó Wolliuz.Aldouz tomó su cabeza entre sus manos, en expresión de desesperación. Se sentía terriblemente impotente, atrapado sin poder utilizar sus facultades. El peor enemigo de su pueblo amenazaba ahora otra vez con destruir todo lo existente, y él no era capaz de hacer nada. Estaba solo en un tiempo ajeno, incapaz de reivindicar el nombre de su gente y vengarse.Desde una rendija de la habitación, Eneas Hayes había observado toda la conversación, había sentido la ambición y la furia en la mente del General Wolliuz, y tuvo el presentimiento de que esta vez, el final feliz iba a ser muy difícil.
Quinta Parte: Frente a frente
Wolliuz había abandonado la habitación de Aldouz al recibir el llamado de Mel Varad, informándole que ya estaban por entrar en la órbita de Kalanul. Eneas Hayes, aprovechando ese momento de privacía, abrió la reja del tubo Jefferies e ingresó en la habitación, ante el asombro del Embajador Iconiano.-¡Oh, gracias a los Grandes que todavía hay alguien conciente en esta nave!-exclamó.-Así es señor Aldouz, al parecer las facultades empáticas de mi raza impidieron que los Al Grekôr controlen mi mente.--No son los Al Grekôr los que controlan la mente de la tripulación sino uno de los Prikmales.-informó el iconiano.- Si no me equivoco, Morgouz tiene en su poder uno de los elementos originales desde la época de Gulas Wanthor. Gracias a él, es capaz de manipular las frágiles conciencias de la mayoría de los humanoides. Es imperativo detenerlo.--En lo que a mi respecta, creo que lo imperativo es intentar pedir auxilio a la Flota.- opinó el Jefe de Seguridad.-Es correcto, pero estamos a miles de años luz del espacio de la Federación.-- Tal vez pueda utilizar las modificaciones de la Asimov para abrir una puerta interdimensional y enviar un mensaje.- explicó el Teniente Hayes.- Perfecto, mientras yo aprovecharé la oportunidad que tengo al poder entrevistarme con Morgouz para ver si es posible anular el efecto del prikmal, aunque sea por un momento...--Afortunadamente estoy preparado para una situación de este estilo.-exclamó Eneas Hayes entregándole uno de los comunicadores modificados.-Parece que no hay manera de vencerlo Señor...¿cómo era su nombre?-preguntó Aldouz-Jefe de Seguridad Eneas Hayes.--Ahora lo recuerdo, es que usted es tan silencioso y aislado que casi no lo he visto en lo que lleva de mi estadía en la Asimov. Pero dejémonos de rodeos y ocúpese de su parte del plan. Buena suerte.- el Embajador se despidió a la manera Iconiana.El Betazoide volvió a su lugar en los tubos Jefferies. Poco a poco le iba cayendo un poco mejor el Embajador. Sentía que podía hablar con él sin sentirse restringido por los pensamientos ajenos. El hecho de que Aldouz no poseía pensamientos (por lo menos en la manera convencional), le llamaba bastante la atención. Comenzó lentamente a arrastrarse hacia su próximo destino. Tenia una misión, e iba a cumplirla a la perfección. Es más, ya tenía un plan preparado.
Aldouz experimentó por primera vez en su larga vida un viaje en transportador. Molécula tras molécula de su cuerpo artificial se disolvieron una a una y volvieron a formarse a cientos de kilómetros de la Asimov, en el salón privado del Regente de Kalanul. Para el Iconiano fue una experiencia desgarradora, ni siquiera el cambiar entre forma corpórea y no corpórea era tan molesto. Junto con él estaban el General Wolliuz y la capitán Brittany Jefferson, al igual que un par de guardias. La sala era enorme y bien ambientada aunque todo era lúgubre y tenebroso, digno de una mente enferma como la de Morgouz. En las paredes colgaban viejas armas de guerra, algunas de las cuales tal vez habían sido utilizadas en Gulas Wanthor. Un débil haz de luz ingresaba por una pequeña ventana ubicada en el techo de la sala, a varios metros de distancia. En el centro había un gran trono, ocupado por una figura enorme y misteriosa. A un lado del trono había dos enormes obeliscos, símbolo religioso de los Iconianos. Desde la posición de Aldouz no podían divisarse los rasgos de quien estaba sentado en el trono, solamente una brillante luz blanquecina que surgía de la frente del individuo y que impedía poder observarle el rostro. Aldouz sabía que era Morgouz.-Bienvenido a mi humilde morada, Embajador y único heredero de la raza Iconiana. Supongo que sabrá que ese título ya no puede considerarse vigente.- la fuerte voz del Regente de Kalanul resonaba en toda la habitación.- No me interesan sus discusiones nominales, Morgouz. Usted no es mas que un traidor. – gritó Aldouz-Parece que todos estos años no le sirvieron a los Grandes para olvidar el pasado, pero eso ya no me importa. El pasado ya no existe pero el futuro esta por formarse, y según lo veo yo, pertenece a los Al Grekôr.--¿Entonces cuál es el sentido de retenerme con vida? Encuentro muy difícil aceptar que le ha invadido un sentimiento de nostalgia por su pueblo y quiere cuidar la integridad de la esencia Iconiana.- reprochó Aldouz-Mas vale que aprendas a respetarme o me veré obligado a olvidar mi misericordia y partirte pedazos. ¡Así te será mas fácil ser todos los Iconianos!- la carcajada maléfica del jefe de los Al Grekôr invadió el salón.Morgouz levantó un brazo y pudo verse que tenía un látigo. Con un rápido movimiento azotó el instrumento y golpeó fuertemente al Embajador, desgarrando sus ropas. Era la primera vez que Aldouz sentía el dolor físico, y definitivamente no era capaz de soportarlo. Aldouz gimió y cayó de rodillas.-No me gusta tu actitud Iconiano, así que más vale que optes por tratarme con el respeto que merezco por ser el Amo y Señor de toda esta Galaxia. Como Jefe de los Al Grekôr reclamaré el territorio que solía pertenecer al Imperio.- Morgouz se fue acercando más y más a Aldouz.- Con la energía de este prikmal.-dijo señalándose la frente- y los nueve restantes, seré capaz de recuperar algo del poder perdido. Pero necesito de tu ayuda Embajador Aldouz. Juntos encontraremos los prikmal restantes y así, una vez más Iconia gobernará sobre todo.-Morgouz estaba ahora lo suficientemente cerca como para que Aldouz pueda verlo, pero ningún rasgo del pasado quedaba en él. Llevaba el prikmal de alguna forma incrustado en su frente y por eso su cara se había deformado terriblemente. Era un monstruo deformado por la avaricia.-¿Me esta pidiendo que le ayude a buscar los Diez Elementos Originales por todo el Universo?.--¡No idiota! La tarea es mucho más sencilla. Con los datos almacenados en Kalanul y la energía aún restante para un par de saltos más, seré capaz de encontrar y viajar a Gulak Iconia. ¡Seré entonces el ser más poderoso de la Galaxia!.-
Continuará...