30 agosto 2005

Episodio 6.
Al Grekôr Parte II.

Sexta Parte: En busca de ayuda
Eneas Hayes estaba atrapado y solo en la U.S.S. Asimov. El poder del prikmal que poseía el Regente de Kalanul dominaba las mentes de todos sus amigos y él era el único, o casi el único, que podía salvarlos. Y allí estaba, escondido en un tubo Jefferies. Su mente estaba haciendo un trabajo terrible y se sentía cansado. A pesar de haber evitado ser dominado por Morgouz, le resultaba muy difícil poder contenerse. Debía formar una especie de barrera mental gracias a la cuál su individualidad permanecía intacta. Pero eso le costaba mucho esfuerzo y ya estaba cansado. Además, sentía la abstinencia de sus dosis de represores de empatía. No podía tomarlos porque eso implicaría que las barreras contra el dominio de Morgouz caerían. Como si esto fuera poco, sus antiguos subordinados de seguridad estaban buscándolo por toda la nave, debido a que al escapar de Enfermería había hecho pública su situación. Había llegado arrastrándose hasta donde estaba Aldouz y juntos habían concretado una especie de plan. Ahora, el betazoide estaba fuera del tubo Jefferies y frente a la central de comunicaciones de la nave. Su conocimiento sobre mensajes subespaciales era escaso, y debía intentar abrir un portal interdimensional para comunicarse con el Comando de Starfleet sin que nadie en la nave lo notara, una tarea casi imposible.Se acercó al panel donde había varios chips isolineares uniendo y transmitiendo información. Apenas recordaba lo básico sobre comunicaciones y ahora el futuro del Universo dependía de ello. Junto a la central había un panel de LCARS que parecía ser lo que Hayes estaba buscando.-¡Malditas sean estos nuevos sistemas!.- masculló el betazoide.- Todo era mucho más sencillo en mis tiempos en el Nabucodonosor.-Afortrunadamente, sus conocimientos como Jefe de Seguridad le permitían ocultar su señal. Ingresó en los comandos centrales de Ingeniería y ordenó a la nave que utilice los recursos que Xeluz les habia otorgado para abrir un portal interdimensional diminuto. A traves de el podría enviar el mensaje que necesitaba. Presionó una interface del Lcars y otras opciones aparecieron en la pantalla. Entre ellas se leía la opción de “Mensaje subespacial en canal privado”. Sin pensarlo dos veces, Hayes oprimió el LCARS y una alarma de emergencia comenzó a sonar en toda la nave.-¡Maldición! Hasta un klingon podría haberse dado cuenta de que era una trampa.-gruño el Jefe de Seguridad al notar que había caído en un viejo truco.Sin embargo, la opción de enviar el mensaje seguía en el panel. Eneas Hayes estaba en un dilema. Sabía que tenía la posibilidad de enviar el mensaje al Alto Mando pero no sabía si tenía el tiempo suficiente. La puerta se abrió y apareció el alférez de seguridad Villalba. De inmediato, el joven levantó su phaser y le disparó. Afrotunadamente Eneas Hayes se corrió a tiempo y el disparo no dio en el blanco. Antes de que Villalba pudiera volver a intentarlo, el betazoide lo golpeó con todas sus fuerzas, dejándolo inconciente. Cuando la puerta se cerró, puso su phaser al máximo y la selló. Eso le daría los minutos suficientes como para enviar el mensaje.-Es una pena, el alférez Villalba siempre me cayó bastante bien.-
Mientras tanto, en Kalanul, Aldouz analizaba con detalle los archivos almacenados en la base de datos del segundo planeta santuario. Allí estaba explicada con detalle la localización supuesta de Gulak Iconia. Mientras analizaba esta información, el Embajador Iconiano buscaba una manera de anular el poder que el prikmal ejercía sobre los humanoides, y creía haber encontrado una manera, aunque no sabía si era capaz de llevarla a cabo. La capitana Jefferson estaba a cargo de su custodia y le apuntaba con un phaser. Mientras tanto, Morgouz hablaba con uno de sus ayudantes. Era un Al Grekôr diferente a lo usual, más bien pequeño y encorvado. En el lugar donde debería estar su mano, el asistente tenía un pequeño garfio. Era como un Al Grekor de segunda clase, sin los mismos derechos que los demás. Todos lo miraban con desprecio y lo trataban cruelmente, en especial Morgouz, que parecía divertirse humillándolo.-Ni siquiera todos estos años sirvieron para que mejores en algo, Galuz.- exclamó el Grande con su voz gruesa y profunda.-Mi señor y gobernador de todo lo existente, esta pobre criatura hace lo posible por complacerle.-la voz de Galuz mas bien parecía el graznido de un pájaro.En ese momento, la mano derecha de Morgouz, el General Wolliuz, se materializó en la sala. Una vez allí, Wolliuz giró en redondo dándole la espalda al Regente. Para los Al Grekôr era inconcebible que se hablara o mirara a Morgouz sin su permiso.-Puede darse vuelta capitán. ¿Cómo van las cosas en la pequeña navecita?.--Estamos seguros que será de utilidad para nuestra flota, mi señor. Su tecnología y su armamento son avanzados y su pequeño tamaño podría ser una ventaja táctica contra nuestras naves clase Tanthor.-exclamó Wolliuz.Las enormes naves clase Tanthor, semejantes en tamaño a 10 veces la Asimov, habían sido utilizadas por los Al Grekôr durante Gulas Wanthor y habían arrastrado con casi todo a su paso. Pero habían pasado muchos años desde Gulas Wanthor, y la tecnologia de esas naves amenazaba con quedar obsoleta. Pero a pesar de su antig[uedad seguian siendo imponentes.-Mas allá de eso, un tripulante nos está dando algunos problemas. Parece ser que su control mental no funciona en él, señor.--Pués entonces captúrelo, elimínelo. Ahora desaparezca de mi vista y no vuelva si no tiene la cabeza de ese tripulante en sus manos.- gritó Morgouz.Wolliuz se desvaneció, pero antes de desaparecer se pudo ver una mirada de desprecio hacia Morgouz en sus ojos. Aldouz se levantó de donde estaba y miró al Regente directamente a su cara, en señal de desafío, demostrando una vez más su valor.-He encontrado lo que estabas buscando Morgouz, ya podemos localizar a Gulak Iconia.-
Mientras tanto, en la Central de Comunicaciones, Eneas Hayes continuaba tratando de comunicarse con el comando de Starfleet mientras afuera intentaban atravesar la puerta sellada. Ya había establecido el contacto pero por alguna razón la señal parecía haberse cortado. Afuera se oía la voz de Xeluz y Vreel Lexx entre otros al igual que sus continuos golpes y disparos contra la puerta, que parecía resistir arduamente.De repente, los gritos y los golpes cesaron. Eneas Hayes no entenía lo que sucedía, pero en ese mismo instante se estableció la comunicación con Starfleet y el reacio Almirante vulcano Setlek apareció en pantalla.-A que se debe esta urgencia. Espero que el mensaje sea de importancia relevante.-- La Asimov y su poderoso cargamento han sido capturados. Estas son nuestras últimas coordenadas y nuestra ubicación actual.-- Nuestro último reporte decia que se dirigían hacia una colonia de Iconianos perdidos. Según estas coordenadas están en el otro lado de la galaxia. ¡Ese es espacio nunca explorado por la Federación!-- Almirante, diríjase a nuestras ultimas coordenadas en el Cuadrante Alfa, intentaré mantener abierta la puerta interdimensional por el mayor tiempo posible....-Eneas Hayes estaba ingresando los comandos en la computadora cuando tres haces de transportador aparecieron en la sala y materializaron a Xeluz, Eneas Hayes y el Ingeniero Blue. Con su último esfuerzo ingreso su código de seguridad, y antes de que el betazoide pudiera pronunciar palabra se desvaneció, desmayado por los efectos del disparo de un phaser.
Séptima Parte: Con la muerte ante los ojos
Gulak Iconia estaba ubicada en un sector completamente desconocido. Durante los años de gloria del gran Imperio Iconiano, Gulak Iconia e Iconia funcionaron como los pilares del control político del Imperio. Cada cual era el eje del gobierno del Imperio, y ambas funcionaban como grupo. De allí, toda la simbología Iconiana se expresaba en pares. Iconia y Gulak Iconia, Kalanul y Drakontos. El simbolo religioso que predominaba en los santuarios eran dos obeliscos (recordemos que en dos obeliscos era donde estaba guardado Aldouz), latiendo y emitiendo luz simultáneamente, en un orden representativo o alegórico a la estabilidad del Imperio. Y por pares habían sido guardados también los Diez Elementos Originales, un ejemplar intacto de cada uno en ambas Iconias. Pero los prikmal de la Iconia de la zona neutral fueron destruídos, generando de su propia destrucción el terrible Draknul, fuente y origen del posible fin del Universo. Y que cada día se expandía más. El poder de los Diez Elementos Originales es ilimitado y a su vez, la única fuerza capaz de detener y revertir el Draknul. Y estos prikmal, en su estado natural, aún continuaban almacenados en el núcleo vital de Gulak Iconia. Pero nadie sabía el paradero de Gulak Iconia, hasta el descubrimiento de los escritos de Kalanul, a los cuáles Aldouz había tenido acceso.Pero ahora, el futuro del Universo volvia a estar en peligro, amenazado por la ambición de un Grande que no debería considerarse como tal. Morgouz, líder de los disidentes Al Grekôr, pretendía obtener los Diez Elementos Originales, y así recuperar el poderío de su raza, perdido siglos atrás. Y es más, el Regente ya poseía un prikmal, y con ese poder había sido capaz de desarrollar su terrible plan. Aldouz no había tenido más remedio que complacerle, siguiendo las directivas de aquellos que lo habían creado, pero aún así había sido capaz de idear un plan.Morgouz el Grande estaba en su salón real. Su figura predominaba por sobre todo lo demás, y el brillo del prikmal incrustado en su frente iluminaba la habitación entera, pero escondía su cara. La capitana Jefferson había sido regresada a su nave luego de un exaustivo interrogatorio. Detrás de la gran figura del Gobernador de Kalanul se escondía un repugnante ser, un pequeño Iconiano de ojos saltones y garfio en lugar de mano. Era Galuz, asistente del Regente, que observaba con miedo al Iconiano que tenía frente a él. El Embajador Aldouz lo miraba con desprecio. Nunca había entendido la naturaleza de esos seres deformes y abstraídos, cuya única expectativa en la vida era convertirse en esclavos. Aldouz había programado la puerta Iconiana entre los dos obeliscos junto al trono de Morgouz. El poder que había mantenido activas esas puertas durante todos esos años se había acabado con la destrucción de los prikmal de Iconia, y ahora solo quedaba la energía almacenada en la Asimov, que habia permitido que ellos lleguen a Kalanul, y la energía necesaria para el salto a Gulak Iconia.El Regente de Kalanul estaba ansioso. En unos momentos, su pasaje a la gloria eterna estaría abierto, y ya nadie sería capaz de detenerlo. Su gran mano tomó el látigo junto a su trono y se esforzó por no azotar a Aldouz. ¿Por qué diablos tardaba tanto en programar esa máquina?Por fin, Aldouz había terminado. Luego de un gesto simbólico de Morgouz, Aldouz oprimió un botón y la puerta se activó...Imágenes de sitios remotos titilaban en la pantalla, y a veces parecían desvanecerse. La energía era escasa, pero el portal parecía seguro. Las imágenes se intercalaron hasta que de repente, el constante cambio se detuvo. Lo que se veía a través del portal era extraño, una especie de planeta congelado. La nieve cubría todo el horizonte, pero a una corta distancia podían divisarse la punta de dos obeliscos, y en el centro una torreta donde estaba grabado el inconfundible símbolo Iconiano. Ya no quedaba duda que esa era Gulak Iconia...
Eneas Hayes despertó aturdido otra vez. Pero esta vez no estaba en Enfermería sino en el puente, y las miradas a su alrededor no eran tan cordiales. Pero en su mente aún predominaba esa sensación de estar tratando con una gran mente colectiva. Frente a él, la romulana M´Rel lo miraba con ironía en su rostro. Parecía sonreír, pero Hayes sabía que ni el más poderoso control psíquico hubiera hecho que esa sangre verde sonriese. La capitana, en cambio, lo miraba con desprecio, al igual que la gran mayoría a su alrededor. Xeluz, que estaba entre ellos, tomó la palabra.-Este insignificante betazoide ha osado intentar detener el camino correcto de las cosas. Este ser, casi destruye el sueño que hemos estado intentando conseguir durante todo este tiempo. Para él, todo nuestro esfuerzo no vale la pena.- Xeluz caminaba lentamente, mirando insistentemente a Hayes.- Solamente el egoísmo predomina en esa pequeña cabecita, y ese egoísmo lo ha llevado a cometer el más alto de los crímenes entre los Al Grekôr: la traición. Ha logrado enviar un mensaje a sus superiores, pero ellos están demasiado lejos como para poder ayudarlo. Inocentemente abrió un portal hacia el Cuadrante Alfa, pero lo cerramos antes de que cualquier nave puediera atravesarlo. Traicionar a Morgouz, señor y gobernador de todo lo existente merece una pena no menor a la muerte.-Eneas Hayes miraba con furia a Xeluz, mientras intentaba desesperadamente liberarse. Pocos Iconianos estaban en el puente, pero la mayoría de los oficiales estaban presentes. El Jefe de Seguridad no veía escapatoria a ese asunto, pero aún poseía una pizca de esperanza.-Y como alto criminal que es, deberá recibir el castigo que se merece, que es la ejecución..- Xeluz tomó su phaser y se lo entregó a la capitana Brittany Jefferson.- Capitán, es su derecho terminar con esta escoria.-Jefferson tomó el arma con cuidado, y con el mismo cuidado la cargó al máximo. El brillo extraño aún estaba en sus ojos, denotando el poder de Morgouz sobre ella. Lentamente y ante los ojos de toda su tripulación, la capitana levantó su rayo phaser y apuntó directamente hacia la frente de Eneas Hayes. El dedo de Brittany Jefferson se acercó al gatillo. En ese momento, miles de imágenes invadieron la mente de Hayes, bombardeado por los recuerdos. El Betazoide observó directamente a los ojos de la capitana, su vieja compañera, donde el brillo maligno aún prevalecía, y supo que había llegado su fin.
Octava Parte: El poder de la ambición
Antes de que Eneas Hayes despertara de su desmayo por el disparo phaser, Morgouz observaba la puerta interdimensional con entusiasmo. Ése era su pasaje hacia el dominio y control de toda la galaxia. En aquella torreta, que desde su salón real en Kalanul y a través de la puerta parecía estar a apenas unos cuantos metros de distancia, en realidad se encontraba muy lejos. Ésa torreta estaba en Gulak Iconia, y almacenaba en sus entrañas a los diez prikmales en su estado natural. Diez elementos originales guardados por milenios y alejados de cualquier actividad útil. Su poder debía ser increíblemente inmenso.Detrás de Morgouz, Galuz saltaba visiblemente excitado. Movía su garfio de un lado a otro mientras que juegueteaba con su otra mano. Ahora Wolliuz también estaba entre ellos, pues había llegado para informarle al Regente sobre la reciente captura de Eneas Hayes. El asombro y entusiasmo eran visibles en sus ojos amarillentos. Ese planeta nevado y aparentemente sin importancia ni historia era Gulak Iconia, uno de los pilares de su pasado. ¿Cuántas veces había intentado él localizar su posición durante la guerra de Gulas Wanthor y había fallado? Pero ahora estaba finalmente frente a sus ojos. La escena era hasta cómica: Aldouz observaba casi sin importarle lo que sucedía, mientras que los tres Al Grekôr no podían desviar su mirada. La figura enorme de Morgouz predominaba sobre los otros dos, pero Wolliuz era también bastante alto y su mirada ambiciosa causaba escalosfrios, mientras Galuz se movía incesantemente. Ninguno parecía decidirse a atravesar el portal.-Apresúrense, - dijo Aldouz.- el poder que queda para mantener abierta esta puerta no es mucho.-Si Aldouz hubiera podido ser capaz de ver a través del brillo de prikmal en la frente de Morgouz, lo hubiera visto sonreir con malicia. El tiempo de su dominio se acercaba. Mientras tanto en la Asimov, Eneas Hayes ya había despertado, había sido sometido a un juicio instantáneo y su sentencia estaba a punto de ser cumplida por las manos de la propia capitán Jefferson.Morgouz avanzó lentamente hacia el Portal. Su enorme y negra mano cruzó la puerta interdimensional y sintió el frío de Gulak Iconia. Un paso más y estaría allí. Sin dudarlo dio ese último paso. En ese mismo instante un terrible dolor invadió su mente, como si algo hubiera estallado en mil pedazos dentro suyo. Deseperado, el Regente de Kalanul retrocedió. Su cuerpo se estremecía con pánico y sus manos se tomaban la cabeza fuertemente. Morgouz gritó con todas sus fuerzas y su grito pudo oirse en todo Kalanul. Aldouz observaba sonriendo como el brillo del prikmal en su frente disminuía.En la U.S.S. Asimov, Brittany Jefferson estaba a punto de ejecutar a su Jefe de Seguridad cuando se oyó (o tal vez se sintió en la mente de cada uno de los miembros de la tripulación), el terrible grito de Morgouz. La capitana soltó el arma y se cubrió los oídos llorando, al igual que todos los demás excepto Xeluz. El Al Grekôr, que no entendía lo que sucedía, se quedó visiblemente asombrado. Eneas Hayes, al verse libre de los oficiales que lo retenían y aprovechando el desconcierto de Xeluz, tomó el arma de la capitana y se arrojó hacia un rincón del puente. Xeluz intentó tomar su arma y disparar al betazoide, pero antes de que fuera capaz de hacerlo, el disparo del phaser de Hayes lo fulminó. Viéndose solos y desconcertados, los pocos Al Grekôr que había en la nave desaparecieron dejando atrás el rastro de su transportador personal.En Kalanul, Wolliuz tampoco entendía lo que sucedía. Al parecer, cuando Morgouz había intentado atravesar la puerta interdimensional con el prikmal incrustado en su frente, se había provocado una reacción en cadena que provocó un colapso en el portal y en el portador del prikmal. Aldouz había conseguido modificar el portal interdimensional para que fuera imposible atravesar un prikmal a traves de el. El líder de los Al Grekôr, tan enorme e impetuoso, se revolcaba ahora por el piso, intentando extraer el elemento original de su rostro. El poder del prikmal parecía estar disminuyendo, y también sus efectos. Aldouz, al igual que Hayes (con quien había estado en comunicación durante todo ese tiempo), tampoco perdió su tiempo. Con toda la agilidad posible que le otorgaba su cuerpo de Iconiano, dio un enorme salto y tomó a Galuz del cuello. El capitán Wolliuz, que parecía disfrutar de la imagen de su líder humillándose en el suelo del salón real no cayó en cuenta de lo que hacia Aldouz. Galuz intentaba desesperadamente liberarse, pero Aldouz era más grande y ágil. Con su otra mano, el Embajador de Iconia tomó el garfio del bufón y con destreza se arrancó el collar que le impedía poder transformarse. De inmediato adoptó su forma no corpórea, era otra vez libre.Ante el grito de auxilio de Galuz, Wolliuz giró en redondo, pero lo único que fue capaz de ver fue una esfera luminosa rojiza atravesando el salón real. Aldouz avanzó hacia Morgouz que se revolcaba en el piso. Utilizando su poder, arrancó el prikmal de su frente y escapó de Kalanul. Morgouz ya no iba a ser una amenaza inminente. De inmediato Wolliuz se transportó junto con Gorgoroth y Galuz a Wenethor la nave insignia de su flotilla Tanthor. No iba a dejar que la Asimov se le escapase del territorio de Kalanul.
Mientras tanto, Eneas Hayes había tomado el mando en el puente de la Asimov. La tripulación estaba empezando a recuperarse, pero todavía debían escapar del sistema de Kalanul. Sin demora, utilizó la última energía guardada en la nave para abrir un portal interdimensional hacia el Cuadrante Alfa. Eneas Hayes comenzaba a sentir poco a poco la individualidad en cada uno de los tripulantes. Era como si despertaran de un sueño. Aldouz, en su estado natural, apareció de repente en el puente.-Es bueno verlo otra vez Embajador. --No sabe cuanto he extrañado no tener cuerpo. Debemos escapar de aquí cuanto antes señor Hayes, nosotros dos no somos rival suficiente para la flotilla de Wolliuz.-Pero ya era demasiado tarde. Justo frente a la Asimov apareció Wenethor, la enorme nave de Wolliuz, que le impedía el paso hacia el portal.-Ríndase Aldouz,- exclamó Wolliuz a través de la pantalla principal.- Esta vez no hay escapatoria, y usted sabe que tan bueno soy yo para las batallas...--Prefiero morir antes que entregar mi nave a ustedes.-exclamó Eneas Hayes con furia.Mel Varad ya había ocupado su lugar en el timón y a la orden de Hayes hizo que la Asimov girara en redondo. La Wenethor comenzó a disparar contra la nave, pero los escudos resistían.-Lamento decirle señor Hayes que los escudos no aguantarán mucho.- exclamó Aldouz, haciendo uso del conocimiento que habia adquirido en los últimos tiempos. La suerte de la Asimov parecía haber terminado y temblaba a cada golpe de la Wenethor.-No resistiremos mucho más, la nave esta bastante dañada.--Entonces deberemos darle pelea.- exclamó el Jefe de Seguridad.La Asimov disparó todo su arsenal a la nave de Wolliuz, poniendola , y consiguió atravesar el portal interdimensional y llegar al Cuadrante Alfa. La nave de Wolliuz siguió a la Asimov a traves del portal hacia el otro extremo de la galaxia. Los disparos continuaban contra la Asimov, provocando cada vez mayores daños. Debido a estos continuos disparos, la nave no pudo mantener abierto el portal interdimensional, que colapsó en un instante. El último portal Iconiano habia sido cerrado. Justo cuando parecía ser el final para la Asimov, desde detrás de la Wenethor surgió una gran nave clase Prometheus, seguida de una clase Intrepido y un par de Nebulas que se unieron al fuego, protegiendo a la Asimov de los disparos de Wolliuz. Estaban ahora en territorio de la Federación.En la pantalla principal de la Asimov apareció el Almirante Setlek, llamando desde el U.S.S. Icarus.-Parecía usted bastante preocupado en su comunicación señor Hayes. Conseguimos sus coordenadas justo a tiempo.- exclamó el vulcano salvador.Con gran destreza, la U.S.S. Icarus, clase Prometheus, inició el Modo de Ataque Multi Vector, mientras que la U.S.S. Belerofonte potegía a la Asimov de los disparos. La Prometheus separada en tres modulos y las dos Nebulas disparaban contra la Wenethor desde flancos distintos. Dentro de la nave todo era confusión.- Capitán Wolliuz, estamos sufriendo muchos daños. No podremos resistir.- exclamó Galuz mientras protegía a Gorgoroth, casi inconsiente por la reacción del prikmal.- Ya lo sé. Timonel, sáquenos de aquí lo mas rápido posible.- grito frustrado el rebelde Iconiano.La enorme nave clase Tanthor, incapaz de enfrentar a la agilidad de las naves federales, desapareció en un haz de luz sin dejar rastros. La tecnología Iconiana aún era sorprendente.
Más tarde, la tripulación ya se había recuperado del control mental de Gorgoroth, y estaban reunidos en el Agujero Negro escuchando el relato de Aldouz sobre lo que había sucedido. Eneas Hayes estaba sentado en su mesa habitual, saboreando su café humeante replicado (no tan perfecto como el original), y observando cuantos adjetivos exagerados incorporaba el Embajador Iconiano. Sentía otra vez las mentes de sus compañeros y estaba contento por ello. Hasta estaba feliz de poder percibir las rebuscadas ideas del Jefe de Ingeniería Blue. Al que no era capaz de percibir, ni nunca había podido hacerlo, era a Aldouz, pero por alguna razón extraña, para Eneas Hayes el Embajador ya era de confianza.-Y con mi incomparable astucia- decía Aldouz – logré modificar el portal para que el sólo hecho de intentar atravesar el portal interdimensional con el prikmal provoque terribles consecuencias. Y aún ahora Gorgoroth debe estarse lamentando por eso. En un instante recuperé el prikmal robado a mis ancestros por los Al Grekör y lo traje a la nave. Por fortuna, solo la nave Wenethor y sus tripulantes lograron llegar al Cuadrante Alfa, y los portales se han cerrado y no volverán a abrirse. Pero no olvidemos la indispensable participación del señor Hayes, sin cuya ayuda yo nunca...-El Embajador continuó con su cuento, y la Asimov siguió avanzando hacia su próximo destino. Sin pretenderlo, habían logrado obtener un segundo prikmal directamente de la cara de su enemigo. Pero Gorgoroth, si es que lograba sobrevivir, junto con sus Al Grekôr no cesarían hasta atrapar a Aldouz y conseguir los diez prikmales. Esta aventura había terminado bien, pero habian ganado un poderoso enemigo en el camino....
FIN DEL CAPITULO
Este es un relato del Capitán Marplanauta