30 agosto 2005

Episodio 7.
Mamushka.

Primera Parte: Entrevista en la Tierra
La U.S.S. Asimov había regresado a la Tierra. Debido al reciente incidente con los Al Grekôr, la capitana Jefferson y el Embajador Aldouz habían sido llamados para informar al Alto Mando de Starfleet sobre este potencial nuevo enemigo de la Federación. La nave se había acoplado a la estación McKinley y se le estaban haciendo algunas reparaciones por los daños sufridos durante el incidente en Kalanul. Mientras tanto, el resto de la tripulación gozaba de un par de días libres en la Tierra, donde la mayoría de ellos contaba con viejos amigos y parientes.San Francisco era una gran ciudad, habitada por un varios millones de seres de toda la Federación Unida de Planetas. Era definitivamente la ciudad mas cosmopolita de toda la Tierra, debido a que allí se encontraba la Academia de la Flota y los cuarteles generales de Starfleet. Todavía se estaban realizando algunas reconstrucciones luego de los destrozos provocados por el ataque del Dominio, hacia el final de la guerra. Hasta allí habían sido convocados la capitán y el Embajador Aldouz, que se encontraban en esos momentos caminando hacia la sala de los Almirantes. Jefferson recordaba la última vez que había estado allí, cuando se le había asignado la Asimov y la investigación de lo ocurrido en la Zona Neutral Romulana. Desde ese momento su vida había cambiado, y ahora estaba al frente de una de las misiones más importantes de la Flota. Aldouz, junto a ella, observaba todo fascinado. Era la primera vez que estaba en la Tierra, y todo le llamaba la atención.- Capitán, todos estos pasillos, este ambiente, me recuerdan tanto a Iconia.- exclamó el Embajador- Seguramente no pensará lo mismo cuando lleguemos a la Sala de Almirantes.--¿Por qué lo dice Capitán?.- preguntó inocentemente Aldouz.- La misión de la Asimov esta bajo la lupa del Alto Mando de la Flota. Como ya sabemos es de vital importancia para todos que tengamos éxito. Sin embargo, hay personas que opinan que la Federación no debería involucrarse en la búsqueda de los prikmales y mucho menos debería relacionarse con los Romulanos. ¿Ha escuchado hablar del Almirante Kashnikov?- dijo Jefferson mientras giraba en una esquina del corredor.- No capitán -- La Guerra contra el Dominio dejó una gran herida en la población de la Federación. La gente quiere una paz duradera. El Almirante Kashnikov es el líder de una facción ultrapacifista dentro de Starfleet. Ellos opinan que la Federación debe ocuparse de los problemas dentro de sus fronteras y no de los asuntos externos. Ven el pacto con Romulus y la búsqueda de los prikmales como algo que no es de nuestra incumbencia. Mucha de la población civil se ve identificada con los ideales del Almirante Kashnikov y podría llegar a convertirse en el próximo Presidente de la Federación.-- Pero...sin los prikmales todo el universo esta en peligro, esta claro que es de la incumbencia de todos- dijo Aldouz - Veremos que piensan los Almirantes sobre eso.- respondió la capitana al momento en que la puerta de la Sala de Almirantes se abría y ellos ingresaban.En la sala, Brittany Jefferson volvió a encontrarse con el Almirante Setlek, quien le había encomendado su primera misión con la Asimov, y los había ayudado recientemente contra los Al Grekôr. A la derecha del vulcano se encontraban la Almirante Thea de Andor y el Almirante Kashnikov de la Tierra; a su izquierda estaban sentados el Almirante Brmpö de Benzite y la Almirante Greena de Betazed. Aldouz y Jefferson estaban ante el Alto Mando de Starfleet.- Buenos días embajador Aldouz, capitán Jefferson.- saludó Setlek.- No tomaremos mucho de su tiempo. Los hemos llamado aquí para que nos informen personalmente sobre este reciente peligro de los Al Grekôr y sobre el futuro de la búsqueda de los Diez Elementos Originales.-Enseguida, Aldouz pasó a explicarles a los Almirantes sobre los Al Grekôr y su deseo de obtener los prikmales así como también les describió que sucedería si no detenían el draknul a tiempo.- Con todo respeto Embajador, - interrumpió escéptico Kashnikov- ¿existe alguna prueba de que este... “draknul” llevara como usted dice al fin del universo?- Como ya le explique, mi raza ha investigado durante siglos los efectos de un posible draknul y no hay ninguna duda de que llevaran a una involución del universo. Si desea mas información aquí la tiene.- respondió Aldouz entregándole un pad al Almirante con complicados cálculos.- Esta bien, pero según tengo entendido, el draknul, que aún se extiende en la zona neutral, no avanzará hasta territorio de la Federación hasta dentro de bastante tiempo. No veo porque debemos ocuparnos de este asunto habiendo tantas otras prioridades. Según yo lo veo, - continuó el humano- este Draknul es responsabilidad de los Iconianos. A nosotros no nos corresponde arriesgarnos en la búsqueda de los prikmales. Además, la Primera Directiva nos prohibe tomar partido tanto por los Al Grekôr como por Ud. señor Aldouz, hacer lo contrario no será conveniente. Por ejemplo, sin ir mas lejos, el haber intervenido en el sistema Bajoran nos llevó a una guerra cuyos efectos llegaron hasta la Tierra. No creo que estemos en condiciones de afrontar otra...- el discurso de Kashnikov parecía salido de una plataforma política, era indudable que pensaba postularse para Presidente.- Estoy de acuerdo con usted Almirante cuando dice que la Federación aún no esta preparada para afrontar otra guerra, - interrumpió por primera vez la capitana Jefferson- pero el peligro del draknul es enorme. Además, si los Elementos Originales cayeran en las manos equivocadas las consecuencias serian impensables.-- ¿Cuál es el estado de las relaciones con los romulanos en su nave capitán? – preguntó el Almirante Brmpö.- Al principio resultaron bastante incómodas, en especial debido a los problemas ocasionados por el capitán Poltek, pero mas allá de eso resultan bastante útiles. La Comandante M´Rel otorga información valiosa proveniente del Imperio Estelar Romulano que nosotros no podríamos obtener...-- Ese es otro punto que me gustaría objetar, le estamos dando a una delegación de nuestros enemigos históricos la oportunidad de meter sus narices en una de nuestras naves mas avanzadas. Tarde o temprano tendremos problemas a causa de esto. - interrumpió otra vez Kashnikov.- Disculpe Almirante pero debo disentir. El acceso de los Romulanos a los sectores críticos de la Asimov esta sumamente restringido, y mucho más restringido esta su acceso a los archivos de Starfleet. Créame, Seguridad de la Flota se ocupó de que ni M´Rel ni sus compatriotas puedan conseguir más información deentro de la Asimov de la que obtendrían sentados en una oficina de Romulus.-- Creo capitán, que en virtud de las circunstancias, los hechos están a su favor.- intervino esta vez la Almirante Greena.- Hemos comprobado mas de una vez el poder de los prikmales. Es evidente que para usted y para el Embajador es imprescindible continuar con su búsqueda. Puedo sentir que realmente lo creen. Sin embargo, el Almirante Thea también tiene argumentos convincentes. Opino que la capitán debe continuar con su tarea en la medida que nos mantenga continuamente informados y que consiga los Elementos Originales lo más pronto posible, si no es para detener el draknul, para impedir que otro obtenga su poder. -Todos los Almirantes, excepto Kashnikov asintieron.- Creo que esta decidido capitán, puede continuar con su misión. Pero debo advertirle, la Flota no esta en condiciones de afrontar una guerra contra los Al Grekôr. Si no consigue resultados pronto, no podremos mantener esta decisión y deberemos apoyar al Almirante Thea.- dijo seriamente el vulcano SetlekLa capitana salió satisfecha de la Sala de Almirantes, pero con un creciente temor. Era necesario para el futuro inmediato de la Federación y para el futuro lejano del universo que consiga los prikmales. Sin embargo, si la posición de Thea crecía y conseguía llegar a la presidencia, todo su esfuerzo sería en vano
Segunda Parte: Mamushka grande
Mientras Brittany Jefferson era interrogada por los Almirantes, Eneas Hayes estaba ingresando con su pequeño velero al puerto de Sidney, Australia. Había pasado las últimas horas a solas en altamar, navegando por el Pacífico. Definitivamente, era una de las actividades que más apasionaban al Jefe de Seguridad, y cada vez que tenía la oportunidad de volver a la Tierra, donde había pasado sus años de juventud, salía a navegar por la Polinesia. Estando solo, alejado de todo pensamiento ajeno, podía disfrutar de verdadera tranquilidad y relajamiento, de otra manera, nunca podía descansar, salvo utilizando los represores de empatía. Cuando aún estaba en la Academia, había comenzado a usar esas drogas para poder controlarse, pero últimamente estaba sintiendo que se volvía más y más dependiente. Con ellas anulaba parcialmente su capacidad de leer las mentes y cada vez que las dejaba se incrementaba su nerviosismo y su paranoia. Los represores no eran aconsejados por los doctores de la Federación, es más, estaban a punto de ser prohibidos, pero Eneas Hayes se las arreglaba para que el doctor Castillo no las detecte en sus exámenes periódicos.Una vez en el puerto, luego de terminar de ordenar las cosas en el velero, Eneas bajó y comenzó a atar las amarras. Ya no estaba solo, podía sentir las mentes de varias personas en el muelle, pero una le llamó más la atención. Era una mente joven, fuerte, y por alguna razón parecía interesada en él. Giró sobre sus talones para buscar al dueño de esa conciencia y justo detrás de él, a unos metros de distancia, vio que una joven humana lo observaba atentamente. Su pelo era rojo como el fuego y contrastaba con su tez blanca. Lentamente la mujer comenzó a acercarse hacia él, caminando sensualmente por el muelle. Eneas pensó que era hermosa, y a la vez bastante exótica. Su pelo se movía por el viento de la costa, pero afortunadamente no alcanzaba a cubrir sus profundos ojos verdes. Por alguna extraña razón no podía leer su mente, y eso en lugar de importunar a Eneas, le causo más excitación. No era común en el Señor Hayes entablar relaciones con mujeres, debido a que el conocimiento de sus pensamientos hacia que cualquier relación sea desconcertante. Esta mujer estaba en completo control de su psiquis y no dejaba que nadie la investigara. Una vez frente a Hayes, la señorita extendió su mano abierta para saludarle a la manera terrestre.- Buenos días, supongo que usted debe ser Eneas Hayes.- exclamó la mujer con un tono de voz acorde con el resto de su cuerpo.Eneas contestó afirmativamente. Antes de que pueda reaccionar, la mujer sacó un phaser y Eneas cayó desmayado.
El betazoide despertó desconcertado. Había bajado la guardia solamente dos segundos y habían sido suficientes para ser engañado. Lentamente miró a su alrededor y descubrió que la mujer estaba sentada justo frente a él. Parecían estar en una habitación de hotel. A través de la ventana podía verse una gran ciudad. Tal vez Nueva York, o Buenos Aires, o Tokio, o cualquier otra ciudad de la Tierra. Los transbordadores civiles volaban de un lado a otro y a lo lejos podía verse el Sol poniéndose. Sentía la imperiosa necesidad de una dosis de represores de empatía.- Menos mal que esta bien señor Hayes. Por un momento creí que lo había dormido para siempre...- exclamó la mujer. Parecía nerviosa y miraba continuamente a su alrededor.- ¿Quién demonios es usted?- el betazoide no pudo evitar gritar. - Mi nombre es Shadra Lumani. Disculpe que haya tenido que aturdirlo, pero era necesario que salieramos cuanto antes de ese muelle, y convencerlo para venir aquí iba a ser demasiado complicado. Acá estoy casi segura de que nadie nos esta oyendo.-- ¿Para que me trajo aquí? ¿Para quién trabaja?- preguntó insistentemente Eneas. Aún no era capaz de leerle la mente.- No se preocupe, soy de los suyos.- dijo la mujer mientras sacaba un comunicador de Starfleet del bolsillo de su chaqueta.- Trabajo en Seguridad de la Flota. Fui asignada hace 5 meses por el Almirante Kashnikov como espía dentro del Imperio Estelar Romulano, para conocer sus verdaderas intenciones en relación a los prikmales que la Asimov esta buscando.- mientras decía esto, Shadra miraba nerviosamente por la ventana.- ¿Alguien la esta persiguiendo? ¿A que le teme? Después de todo estamos en la Tierra, no hay lugar más seguro en toda la Federación.- dijo Hayes.- Yo no apostaría a eso señor Hayes. En Romulus descubrí que existe una conspiración para obtener los prikmales. Parece que la verdadera intención de los Romulanos es ganar el mayor poder posible para así controlar la totalidad del Cuadrante y tal vez de toda la galaxia. Como verá, el premio de obtener los prikmales es bastante grande y capaz de tentar a cualquiera.-- ¿Qué quiere decir con eso?.-- Según mi investigación, los romulanos han logrado poner de su lado a varios tripulantes de la Asimov. Es más, la conspiración salpica hasta a los Almirantes del Alto Mando de Starfleet. El único que parece no estar involucrado es el Almirante Kashnikov, ya que toda esta investigación fue incentivada por él.-- ¿Cómo sabe que yo no soy parte de esa conspiración?- preguntó el betazoide.- Investigamos su historial señor Hayes y es admirable. Se recibió con honores de la Academia de la Flota, sirvió durante 15 años en la U.S.S. Nabucodonosor sin una mancha en su registro, Medalla de Honor por su actuación en la recuperación de Betazed, no parece alguien dispuesto a tirar todo su esfuerzo por la borda. Además, en la Nabucodonosor trabajó bajo el mando del actual Almirante Kashnikov. Él lo recuerda muy bien y cree que usted es digno de confianza.- mientras decía esto, Shadra Lumani sacó de un pequeño bolso el uniforme de la flota.- Supongo que no le molesta que me vista mientras charlamos. Como vera esta habitación no permite mucha privacidad -- Esta bien, pero dígame ¿que tengo que ver con toda esta conspiración?- preguntó Eneas mientras Shadra iba quitándose la ropa y dejando al descubierto su cuerpo. En esas condiciones al betazoide se le dificultaba la concentración, Shadra era realmente impactante.- El Almirante Kashnikov quiere que usted tome los prikmales de la Asimov y los lleve a estas coordenadas donde él personalmente se encontrará con usted.- dijo Shadra mientras le entregaba un pad.- Sus órdenes y la clave personal del Almirante están ahí, como demostración de que lo que le digo es verdad. Con esa clave usted podrá abrir la celda de los prikmales sin ningún problema. Si necesita más pruebas para estar seguro, en un par de días la capitana Jefferson le dirá que deberán ir hacia Romulus porque allí encontrarán el próximo prikmal. Si se ocupa de investigar verá que no es tan así.- Shadra subió lentamente el cierre de su uniforme mostaza.Eneas Hayes no confiaba mucho en ella. Todo le parecía muy raro. Lo había aturdido en Sidney y lo había llevado secretamente ahí y ahora le ordenaba robar los prikmales debido a una extraña conspiración. Todo daba mucho que pensar. Sin embargo, ahí estaba la clave personal del Almirante Kashnikov. El betazoide lo conocía bastante desde su época en el Nabucodonosor y sabía que era un hombre de confianza. Jamás traicionaría a Starfleet y menos ahora que tenía un futuro tan prometedor. Hayes levantó la vista del pad y vio a Shadra Lumani, ahora completamente vestida, otra vez apuntándolo con su phaser.- Lo siento mucho pero es la única manera de que no me sigas el rastro.- le dijo Lumani mirándolo con picardía.El rayo lo durmió en un instante, casi sin sentir dolor. Al despertar estaba otra vez en su velero en el muelle de Sidney sin saber si todo había sido un sueño. Miró a su alrededor y no vio a nadie sospechoso. Definitivamente no podía haber sido un sueño...en sus manos tenia el pad con las órdenes del Almirante Kashnikov.
Tercera Parte: Intrigas en la Asimov
Eneas Hayes ya estaba otra vez en la Asimov. Se rehusaba a creer completamente lo que Shadra Lumani le había dicho, pero su naturaleza paranoica no le permitía alejarla de sus pensamientos. La posible existencia de una conspiración para robar los prikmales llenaba su mente. Lo primero que había hecho apenas había llegado a la Asimov había sido buscar su caja carmesí, donde escondía los represores de empatía. Afortunadamente había podido conseguir una buena cantidad de ellos de mano del dueño del bar ferengi de DS9, durante su última visita a la estación. Sin embargo, se inyectó una dosis menor de la habitual. Pensaba que sus poderes empáticos le serían útiles si quería averiguar sobre la conspiración. Caminando por los pasillos de la Asimov inspeccionaba secretamente la mente de cada uno que pasaba a su lado. La mayoría de ellos pensaba en sus pequeñas vacaciones en la Tierra. Subió a un turbolift donde estaban el Comandante Lexx, el Jefe de Ingeniería Moss y el Doctor Castillo.- Buenos días señores.- dijo mirándolos de reojo y con desconfianza.- Buenos días Señor Hayes.- le respondió el Comandante Lexx. Hayes sintió que lo invadía un gran satisfacción proveniente del trill. Vreel Lexx había visitado Irlanda, donde se había reencontrado con viejos amigos y con una antigua novia.- Se lo ve un poco demacrado, tal vez debería pasar por la Enfermería.- le propuso el doctor Castillo.- Esta bien doctor, es solamente mi habitual dolor de cabeza.- respondió Hayes.Al hablarle al doctor sintió una honda tristeza. Sebastián había visitado a su hermana en la Prisión de la Flota en Nueva Zelanda, donde Melisa Castillo estaba cumpliendo un año de reclusión por desacato y robo de un transbordador de la flota. La tristeza estaba a punto de invadirlo por completo cuando el Bolian “Blue” lo rescato con su habitual charlatanería.- ¿Cómo pasaron su receso? Lo mío fue realmente espectacular. Visite con algunos ex compañeros de la Academia unos nuevos Casinos en Montecarlo donde, dicho sea de paso gane unas cuantas barras de latinuum. Luego fuimos a Johannesburg donde experimentamos lo último en programas de holosuites. Es realmente fascinante como...- el jefe de ingeniería continuó con su charla.Afortunadamente el turbolift se detuvo y Hayes se bajó en la cubierta del Agujero Negro. Los pensamientos de todos en el comedor lo abrumaron. Hacia mucho tiempo que no se sentía tan apabullado. Los represores de empatía lo había desacostumbrado a todo ese griterío mental y ahora no podía controlarlo. Ya le era difícil manejar el trafico de pensamientos antes de comenzar a usar las drogas, pero ahora se había vuelto tan dependiente que el solo hecho de reducir la dosis por un momento lo ponía mucho mas nervioso y paranoico. Le parecía que todo el mundo podía estar conspirando en su contra. Los camareros civiles iban y venían con algunas tazas y copas llenas, sus mentes divagando en pensamientos sin sentido. Los oficiales sentados en las mesas conversaban mientras sus mentes decían tal vez lo completamente opuesto a lo que pronunciaban sus bocas. Todo le parecía falso, todo era armado. En una esquina vio a la capitana Jefferson. No podía dejar que esta paranoia continuara. Debía hablar con ella y contarle lo que le había pasado con Shadra Lumani el día anterior. Después de todo si existía una conspiración la capitán no podía ser parte de ella. Él la conocía hace años y no le tenía desconfianza. Comenzó a caminar hacía la mesa de la capitán Jefferson pero se detuvo en seco. La Comandante M´Rel había aparecido de la nada y se había sentado en la mesa con la capitán. Ahora conversaban bastante amigablemente. Tal vez demasiado amigablemente. Eneas Hayes giró en redondo y enfiló hacia la puerta cuando escuchó una voz a su espalda que le decía:- Señor Hayes, espere, tengo algo que comentarle.-Eneas giró otra vez y se encontró cara a cara con la capitana.- Teniente, quiero que haga los preparativos necesarios. La Comandante M´Rel me informa que Aldouz ha detectado el siguiente prikmal en Romulus.- le dijo Jefferson.La cara de el Teniente Comandante Hayes se desencajó. ¡Romulus! Hacia allá le había dicho Shadra que irían los conspiradores. ¿Qué tenía que pensar entonces? Disimuladamente respondió:- No se preocupe capitán, los arreglos estarán listos antes de que crucemos la zona neutral.-- No espero menos de usted. Muchas gracias.- dijo la capitana mientras volvía a su mesa.El betazoide salió del Agujero Negro y se dirigió apresuradamente a su habitación. Ya estaba casi seguro de que no podía confiar en nadie. Rápido encendió su computadora y se contactó con el Embajador Aldouz.- Buenos días Señor Hayes, ¿en que puedo servirle?.-- Por razones de seguridad me gustaría saber exactamente en que sector de Romulus ha detectado usted el próximo prikmal.- le dijo secamente Eneas Hayes.- ¿Romulus? Debe estar equivocado señor Hayes, Aún no he detectado indicios de ningún prikmal en Romulus. Al contrario, todo indica que deberíamos ir en la dirección contraria.- respondió Aldouz.- No se preocupe Embajador, debe haber sido un error mío.-Apenas el Embajador Iconiano desapareció de la pantalla, el Teniente Hayes intentó accesar información sobre las ultimas comunicaciones entre la Asimov y la capital del Imperio Estelar Romulano. Para su sorpresa, sus códigos de seguridad habían sido cambiados. De la noche a la mañana se le había negado el acceso a toda la información confidencial de la nave. ¡Y él era su Jefe de Seguridad! Ya no quedaban dudas: había una conspiración en la Asimov. No estaba seguro como pero habían involucrado a la capitán en ella. Era necesario por el bien de la Federación que lleve a los prikmal a donde estuvieran a salvo. De una cosa estaba seguro, no podía confiar en nadie salvo en el Almirante Kashnikov.
Cuarta Parte: Mamushka mediana
Esa misma noche, el Teniente Comandante Eneas Hayes, estaba sentado junto a su cama. Entre sus manos tenía el pad con la información confidencial que le había dado Shadra Lumani. El código del Almirante le permitiría ingresar a la celda de los prikmales. La celda era completamente inaccesible, solo aquel que tuviera un código, además del Embajador Aldouz, podria ingresar. Después del incidente con el capitán Poltek se habían tomado todos los recaudos posibles para proteger al máximo los prikmales.Faltaban cinco minutos para el cambio de guardia. En cinco minutos tendría los prikmales en su poder. Salió de su habitación y enfiló hacia la celda. Llegó en el momento exacto del cambio de guardia, cuando la escolta estaba más distraída. Sin problemas les disparó con su phaser y los aturdió. “Este es el momento decisivo, ahora sabré si lo que decía Shadra Lumani era cierto”. Miró atentamente el pad y tecleó la clave en la cerradura de la celda. Se escuchó un sonido extraño y nada sucedió. “No puede ser”, pensó Hayes. Justo cuando estaba por volver a intentarlo, las puertas se abrieron lentamente y el corazón del betazoide volvió a latir.Rápidamente se dirigió al compartimento donde estaban los prikmales. Una vez más tuvo que insertar otra clave del Almirante Kashnikov. El compartimento se abrió y los elementos aparecieron ante Eneas. Allí estaba el medio talismán que habían encontrado en su primera misión en el planeta Drakontos. El talismán brillaba fuertemente. Junto él, Eneas veía por primera vez el segundo prikmal. Tenía una forma cónica y una luz mortecina, mucho más débil que la del talismán. Parecía sucio y frágil, pero Hayes sabía que su poder era inmenso. Por un momento la duda cruzó su mente. ¿Por qué no tomar los prikmales y adueñarse de ese poder? Con un esfuerzo de voluntad alejó la vista de los elementos. Sin mirarlos los tomó y los guardó en un estuche. A toda velocidad se dirigió a la Bahía de Carga y tomo un runabout. Gracias a sus conocimientos como Jefe de Seguridad, ocultó los rastros que iba a dejando por la nave. Abrió la compuerta de la Bahía de Carga y esperó. Según sus cálculos, en algunos segundos el núcleo warp liberaría sus residuos, como lo hacía periódicamente cada 12 horas. La interferencia de esos residuos permitiría ocultar la marca warp del transbordador. Solo notarían su ausencia a la mañana siguiente. Como había calculado, en el momento exacto de la limpieza del núcleo, Eneas Hayes escapó con dos de los diez elementos originales.En menos de dos horas llegó a las coordenadas que Shadra Lumani le había indicado. Era la luna mayor de un gigante gaseoso, el sexto planeta del sistema Risa. No había rastros de Lumani, lo único que los sensores detectaron eran los restos de una base minera abandonada. Eneas Hayes estaba por transportarse a la superficie cuando Shadra Lumani se materializó en el puente de su runabout. Esta vez no tenía el uniforme de la Flota sino un apretado traje de cuero negro con cuello alto.- Es un gusto verlo otra vez, señor Hayes.- exclamó la mujer – Veo que ha cumplido con su misión.- - ¿Dónde esta el Almirante Kashnikov?.- preguntó nervioso el betazoide.- Siento mucho decirle que el Almirante no pudo venir, pero me envió a mi en su lugar.- respondió Shadra acercándose a Hayes.- Puede darme los prikmales sin ningún problema.-- De ninguna manera. Iremos juntos hasta la Tierra y se lo entregaremos a Kashnikov en sus manos.- - Lo siento mucho señor Hayes, pero no me deja otra opción.- Shadra Lumani sacó nuevamente su phaser pero esta vez Eneas Hayes estaba preparado. De un salto cayó en el otro lado del runabout y antes de que la mujer reaccione la tomo por detrás y le sacó el phaser. La arrojó contra el suelo y apuntándole le dijo:- Ahora yo tengo el control. ¿Quién es y para quien trabaja? Pero esta vez sin mentiras, le advierto que el phaser esta puesto en el nivel mayor.-- Esta bien señor Hayes, si usted insiste le diré la verdad. Pero la verdad muchas veces no es mejor que la mentira. Tal vez prefiera mantenerse en su ignorancia.- insistió Shadra.- Hable de una vez.- ordenó- Como ya le dije mi nombre es Shadra Lumani. Pero no trabajo para el Almirante Kashnikov, pertenezco a una rama dentro de la Inteligencia de la Flota llamada Sección 31. Nuestra misión es principalmente buscar y lidiar con peligros potenciales para la Federación.- respondió mientras se ponía de pie y limpiaba el traje negro.- ¿Bajo las órdenes de quien?- Hayes se enfurecía cada vez más.- En realidad no respondemos a nadie, no hacemos reportes ni pedimos autorizaciones. Solamente actuamos cuando es necesario. Si no fuera por nosotros, la historia como usted la conoce jamás hubiera sucedido. Somos autónomos y aunque no lo crea, imprescindibles. Nos ocupamos de mantener los valores y principios que cualquier habitante de la Federación considera inalterables.-- Discúlpeme pero lo que usted dice me parece poco creíble.- inquirió el betazoide.- Pero deberá creerlo porque es la verdad. Actuamos fuera de la ley para asegurarnos que esa misma ley pueda existir. Doblamos un poco las reglas para que no se quiebren.-- ¿Como puede ser que nadie sepa de su existencia ni haya ningún registro de sus acciones?- preguntó entre asombrado e indignado.- La sección 31 existe desde el inicio de la Federación y desde ese momento ha sido su propio juez y jurado. No hay ley ni tratado que controle las acciones de la Sección 31 porque en ellas el bien de la Federación esta por sobre todas las cosas.-- ¿Y para que quiere la Sección 31 los prikmales?-- Hemos descubierto que el poder de estos elementos es demasiado como para darnos el lujo de compartirlo con los otros poderes del Cuadrante. Estos prikmales deben ser de la Federación o no serán de nadie. Le aseguro señor Hayes que lo mismo están pensando muchos Almirantes de Starfleet, al igual que varios miembros del Tal Shiar y el Senado Romulano. Es solo cuestión de tiempo para que alguien más se apodere de ellos. La Asimov esta en la mira de todas las potencias del Cuadrante. Ahora señor Hayes, cuando Starfleet haga uso del poder de los prikmales para convertirse en la mayor fuerza del Cuadrante, usted será convertido en un héroe. Pasará a la posteridad como un prócer, no olvide que la Historia la escriben siempre los ganadores, y la sección 31 nunca pierde.- Esta olvidando un detalle, sin los prikmales no se podrá detener el draknul, que terminará destruyendo todo el universo...-- Pero para que eso suceda es necesario que pase bastante tiempo, y antes de eso debemos asegurarnos de conseguir la supremacía en el cuadrante. Una vez que la Federación sea la dominante, podremos ocuparnos de lleno en ese asunto. No tiene alternativa señor Hayes. Si no desea entregarme los prikmales por las buenas deberá ser por las malas.-Apenas terminó de decir esto, el runabout dio un terrible sacudón que hizo perder el equilibrio a Eneas. De un golpe en la cabeza el betazoide quedó inconsciente. La Asimov había salido de warp justo frente a ellos y había abierto fuego. Junto con la Asimov iban la U.S.S. Bellerofonte, clase Intrepido y la U.S.S. Surak, clase Akira.- Runabout Kala, no ofrezca resistencia.- se escuchó que decía la capitana JeffersonA pesar de las advertencias, Shadra Lumani tomó el mando de la nave y fijó curso hacia el gigante gaseoso. Tal vez dentro de la atmósfera del planeta podría perder el rastro de las naves. Al ver sus intenciones, las tres naves interceptaron al runabout y le dispararon a discreción para intentar detenerlo. Inmediatamente los escudos del Kala cayeron. Un disparo de la Surak destruyó el mando de navegación del runabout, que cayó en picada hacia Risa VI. Antes de que la atmósfera pesada interfiriera la señal, la Asimov fijó el comunicador del Teniente Hayes y lo transportó junto con los prikmales. En pocos segundos el runabout y Shadra Lumani se perdieron en las nubes de azufre y metano. Sin escudos la muerte era más que segura.
Quinta Parte: Mamushka pequeña
Eneas despertó en la Enfermería. El doctor Castillo estaba terminando de curar su golpe en la cabeza y junto a él, la capitana Jefferson lo observaba fijamente. Por alguna razón el betazoide no sintió ira en la mente de la capitana.- Al fin despierta Eneas- le dijo Jefferson-¿ Que pasó? ¿Cómo me localizaron? – preguntó Hayes al recordar lo que había sucedido.- Debo informarle Teniente que ha sido víctima de un engaño. Su táctica para robar los prikmales fue realmente muy buena, pero nosotros estabamos al tanto de todo desde el principio.-- No entiendo, la conspiración secreta, los romulanos...-- Seguridad de la Flota detecto hace poco mas de un mes un plan para robar los prikmales. Usted señor Hayes iba a ser utilizado como herramienta para poder sacarlos de la Asimov. La verdadera conspiración fue planeada por el Sindicato de Orión, en concordancia con un grupo de traidores dentro del Alto Mando de la Flota...-- El Almirante Kashnikov... – murmuró Hayes- Shadra Lumani es miembro del Sindicato de Orión y fue quien planeó todo. El botín en juego alcanzó para tentar al Almirante Kashnikov, quien proporcionó sus códigos secretos para poder acceder a los prikmales. Usted no fue mas que un títere, no podemos culparlo porque actuó de buena fe, siguiendo las órdenes de su superior. Los códigos de Kashnikov son prueba suficiente como para llevarlo a Corte Marcial.-Eneas Hayes se sintió aliviado y a la vez traicionado. Inmediatamente le informó a Jefferson todo lo concerniente a la Sección 31 que le había comentado Lumani.- Seguramente ese es otro de los engaños del Sindicato de Orión, es virtualmente imposible que exista un organismo dentro de la Federación con esas características. Sería como el Tal Shiar o la Orden Obsidiana...Según los registros en la computadora, Shadra Lumani es conocida por ser una experta timadora.-- ¿Donde esta ella ahora?-- Lamentablemente no pudimos transportarla. Usted tuvo suerte porque pudimos localizar la señal del comunicador, pero el transbordador cayó en la atmósfera de Risa VI antes de que pudiéramos hacer algo por ella. Su informe será de mucha importancia para la investigación que Seguridad de la Flota esta llevando a cabo. Ahora teniente, lo dejo descansar, pero espero ese informe mañana a primera hora.- dicho esto Jefferson dejó la enfermería.- Teniente, - comenzó el doctor Castillo- he detectado en su sangre rastros de represores de empatía, debo decirle que no estaba enterado de que los estaba usando...-- Eh, los comencé a utilizar hace poco, la verdad es que no los uso mucho.- respondió Hayes, detectando desconfianza en el doctor. - Como ya sabe, no puedo prohibírselos, pero le recomiendo fuertemente que deje de tomarlos, porque sus efectos secundarios son todavía impredecibles.-- Muchas gracias doctor, pero se controlarme.- aclaró Hayes, no muy convencido- Espero que sea así.-Eneas Hayes se quedó un tiempo meditando. Los represores de empatía le eran de mucha utilidad.. ¿pero a que precio? Ciertamente sentía que le costaba muchísimo dejarlos, y cada vez que lo intentaba se ponía mucho mas nervioso y paranoico. Era un circulo vicioso, cuando los usaba fomentaba su adicción y cuando no los usaba, incrementaba su paranoia. Debía tomar una decisión. Si continuaba tomándolos, debería resignar su puesto en la Asimov, porque no podría ofrecer todo de sí para una misión tan importante como la que estaban llevando a cabo. Era seguro que por efecto de los represores de empatía había sido vulnerable al engaño de Shadra Lumani. No había podido ingresar en su mente, y cuando había reducido la dosis de drogas, la paranoia fue tal que vio conspiraciones todo a su alrededor. Sin embargo, tal vez la paranoia fuera solo momentánea. hasta que los efectos de los represores de empatía se disipen. Ya estaba decidido, no quería dejar la Asimov, así que haría un gran esfuerzo y dejaría las drogas. Pero no estaba seguro de que pudiera soportar la abstinencia o incluso las corrientes de pensamientos ajenos que lo invadirían otra vez. Además, sus obligaciones en la Asimov eran cada vez mas importantes. Ahora no solo debían buscar los prikmales sino cuidarse de los ataques de los Al Grekôr y del Sindicato de Orión. Debía tener sus seis sentidos alerta al máximo.
Sexta Parte: Mamushka final
Esa noche, el teniente Hayes estaba en su habitación. En su mente repasaba los hechos de aquel día y como había sido manipulado una y otra vez. Definitivamente debía dejar esas drogas. Pero sin embargo deseaba tanto tomarlas. No podía dormir pensando en ellas. Giraba una y otra vez en la cama. Se levantó y caminó por su habitación. ¿Cómo podía haber sido engañado tan fácilmente? ¿Cómo había caído en los brazos del Sindicato de Orión sin darse cuenta? ¿Cómo haría para soportar la abstinencia? ¿Sería realmente por culpa de los represores de empatía? Tal vez solo había sido un desliz, una pequeña confusión. Cualquiera puede tener un error en su vida. Las drogas no podían ser tan malas ¿o si?. Una dosis más no podría hacerle daño. Sin pensarlo más, se agachó y buscó bajo su cama la pequeña caja carmesí. La observó unos minutos, como sin estar seguro sobre cual era su contenido. ¿Era un perjuicio o un beneficio?. Estaba a punto de abrirlo cuando desde su escritorio se oyó que ingresaba una comunicación.- Buenas noches Teniente Hayes...¿me extrañó?.-Eneas se incorporó de un salto. Era la inconfundible voz de Shadra Lumani- ¿De donde me esta llamando? ¡Responda!- inquirió el betazoide.- Tranquilo, todo a su tiempo. ¿Ya le contaron el cuentito del Sindicato de Orión?- preguntó Lumani irónica- ¡Sabía que no podía ser verdad! Conozco bien al Sindicato de Orión y usted no actuaba como ellos.- mientras decía esto, Hayes intentaba rastrear la llamada por todos los medios.- No se esfuerce teniente, su habitación esta completamente aislada. No podrá rastrear esta comunicación ni llamar a nadie para que lo ayude.-Efectivamente, los esfuerzos del betazoide por encontrar la procedencia de la comunicación o incluso por llamar a seguridad o al puente de la nave eran en vano.- Debo suponer entonces, que la Sección 31 es real.-- No tendría que haberlo dudado ni por un segundo. La sección 31 es tan real como usted y yo, y posee la protección de varios miembros influyentes de Starfleet y del aparato político de la Federación. Y como ya le dije anteriormente...nunca perdemos.- respondió Lumani.- Ahora entiendo todo. Es verdad que fui utilizado, pero el verdadero objetivo de la Sección 31 no era obtener los prikmales y su poder, sino acabar con el Almirante Kashnikov...-- Veo que esos represores de empatía no han anulado del todo su capacidad de resolver pequeños enigmas señor Hayes. Usted, debido a su adicción, fue cuidadosamente seleccionado para cumplir con esta importante misión para el futuro de la Federación. Era necesario que tuviera sus defensas tan bajas como para poder ser fácilmente engañado por nosotros. La sección 31 le ha estado suministrando durante los últimos tiempos represores de empatía experimentales, que lograron su cometido a la perfección.- Lumani sonrió al decir esto.- No entiendo porque la sección 31 quería destruir al Almirante.-- No debería contarle esto, pero usted me cae bien... Kashnikov ha estado ganando demasiado poder en los últimos tiempos. Se rumoreaba en la Tierra que podría llegar a convertirse en el futuro presidente de la Federación si se postulase. Como usted sabe, las ideas del Almirante Kashnikov son básicamente proteccionistas. El desea que la Federación se ocupe de sus propios asuntos y no que intervenga en los conflictos de todo el cuadrante. Los intereses de la Sección 31 son diametralmente opuestos. Nosotros queremos que la Federación lidere el Cuadrante Alfa, y no que se concentre dentro de sus fronteras. La sección 31 tiene infiltrados en el Imperio Estelar Romulano, en el Imperio Klingon...¡hasta en la Alianza Ferengi! No podemos darnos el lujo de que un individuo como Kashnikov llegue al poder.- Y por eso debían sacarlo del medio...- murmuró Hayes.- Así es, pero ese no es el único motivo. El Almirante, o mejor dicho ex almirante, veía como contraproducente la búsqueda de los prikmales y el pacto con los romulanos. La sección 31, en cambio, ve a esta pequeña alianza como una oportunidad valiosa para obtener información de nuestros eternos enemigos sin que nadie pueda objetar nada. Además, la sección 31 sabe que tarde o temprano, los prikmales estarán en su poder. No hay nada que usted ni su capitán ni el Embajador Aldouz puedan hacer al respecto. Los prikmales finalmente serán nuestros. Como ha visto, la posición de Kashnikov era peligrosa y debía desaparecer. Ahora, gracias a los códigos que usted utilizó para robar los prikmales, ha sido incriminado por traición a la Flota y enfrenta una posible condena de cadena perpetua. Su carrera política y militar definitivamente ha terminado. Desde ya muchas gracias teniente Hayes, su ayuda ha sido invaluable. Los libros de historia lo recordadrán adecuadamente. Ah, y no dude que nos volveremos a encontrar...- Shadra Lumani se despidió con un beso y la comunicación se cortóEl betazoide intentó otra vez rastrear su comunicación en vano. En efecto, estaba seguro de que volvería a encontrarse con Shadra Lumani. Presionó su comunicador y llamó a la capitana para informarle lo sucedido. Mientras esperaba que llegue el equipo de Seguridad, tomo la caja carmesí y la abrió. Dentro, los hipospray centelleaban tentadores. Pero esta vez el betazoide los miró con desprecio. Ya no quedaban dudas de que habían sido el instrumento para que el cayera en la trampa. Lentamente se dirigió al vaporizador de residuos y arrojó dentro la caja carmesí. Miro por la ventana hacia las estrellas y pensó en el Almirante Kashnikov y como habia arruinado su carrera. No habia nada que pudiera hacer para ayudarlo ahora. Pero habia algo que podía hacer por si mismo, la próxima vez que encuentre a Shadra Lumani estaría mejor preparado...
Esta es una historia de Facundo Santiago